Deu 29Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

En verdad pienso en esta hora que tú, Señor, tienes más cosas secretas, guardadas, que lo que has querido mostrarnos y revelarnos.

¿Por qué yo he sido tomado por ti y no otros? (Mt.24:40s) ¿Podría yo comprender algo más de tus juicios, carácter (Rom. 11:33-36) de la medida de tu gracia, por ejemplo (Rom. 5:20) (Ef. 1:7; 2:7)? ¿Cómo será el cielo (2 Cor.12:2-3)? ¿Y de los niños no nacidos, y de esos pasajes difíciles que no consigo comprender?

¡Cómo me gusta especular! Me dejo llevar por mi imaginación y es entonces que me veo caminando por arenas movedizas y de alguna manera despreciando lo que ya has revelado.

En tu palabra tengo más de lo que esperaba o merecía y ciertamente tengo todo lo que necesita mi alma y mucho más.

Años y años leyéndola y sigue siendo el pozo sin fondo de sabiduría, luz a mi camino al que no se le acaba el aceite. Ciertamente tu palabra es más agua de la que yo pueda beber, más miel de la que yo pueda paladear.

Ahora, en esta mañana, ayúdame a tomar, a exprimir esta revelación tuya y ser así mejor persona.

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