MATEO8Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme, deja que los muertos entierren a sus muertos.

Tengo que confesarte que me costaría entender este mandato de no enterrar a mis muertos, de no preocuparme de los míos y de sus necesidades, si no fuera que lo acompañas con otro mandato claro, contundente y preciso, que te siga.

Tú eres lo primero, tú eres lo esencial y único para mi vida, mi alma, y si, como dices en otro lugar, hay algo que estorba o te hace sombra o me entretiene debo de quitarlo de delante de mí (10:37; 22:3; 25:1-13) En esta tarea no puedo llevar carga, eres tú solo y yo detrás de ti siempre en todo lugar.

Llamas muertos espirituales a aquellos que se creen vivos por encargarse y hacer la razón de sus vidas lo que ya no lo tiene (vida), están muertos.

¡Hay tantas cosas buenas en esta vida que se convierten en malas cuando se hacen esenciales y no lo son, levantan obstáculos entre el alma y tú, entre sus necesidades esenciales y tu gracia y obra! No dejes que esto ocurra en mí.

Lo extraordinario, lo sorprendente, es que cuanto más te sigo, más te sirvo, más te siento o más cerca estoy de ti, más sensible, más sincero, más amante soy de los que me rodean.

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