JOS 1 8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

No separaré en estas palabras tuyas el mandato de la promesa. Si tú me dijeras que guardara tu palabra porque sí, sin darme razón alguna, yo igualmente tendría que hacerlo. Y si tú me dijeras que me cuidarás en mi camino, sin ponerme condiciones, no me sorprendería porque sé, lo he experimentado, que eres Dios de gracia y misericordia.

Aquí le dices a tu siervo Josué, y yo me lo aplico a mí en esta mañana, que la relación que tenga a la palabra afectará a la prosperidad del camino. Cuanta más meditación y obediencia a ella, más seguridad tendré de que las cosas me saldrán bien. Ayúdame, Señor, a que esto sea así, que aplique correctamente esta regla.

Que tu palabra esté en mi boca me obliga, por una parte, a recitármela a mí mismo y, por otra, a enseñarla a otros. No se puede tener este mensaje, tu voluntad, en secreto.

Meditar, profundizar y aplicar adecuadamente sus principios, día y noche es como respirar, como creyente no lo puedo evitar. Pensar, como en esta mañana, cómo vivir esta verdad en este día en todas sus circunstancias y cuando me acueste pensar si lo he hecho de forma adecuada y tomarme el tiempo suficiente para planificarlo mejor para el día siguiente.

Quiero que todo me salga bien, pero que sea para ti, según tu bien y no según me dicta tantas veces este corazón egoísta.

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