MARCVOS 15 5Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.

Entiendo el asombro de Pilato ante el silencio de tu Hijo. Él mismo podría darse cuenta de la pantomima de aquellas acusaciones, testigos falsos (14:57), que ni aun eran capaces de ponerse de acuerdo (14:59), que sus acusaciones eran solo palabras, pues nada malo podían decir de sus hechos (v.14) y que en realidad lo que les movía era por envidia (v.10). Pilato estaba dispuesto a escuchar su defensa pero él nada dijo.

Yo sé, Padre, que tu Hijo con tan solo sus palabras y su poder podría haber silenciado a todos, que podría haberte pedido doce legiones de ángeles, tú se los habrías dado (Mt. 26:53), pero guardó silencio, no se defendió, no se justificó ante sus falsos jueces y verdugos. No escapó de la muerte porque él vino a buscarla, no evitó que le quitaran la vida porque era él quien la entregaba, dejó a un lado aquel juicio de hombres porque le importaba más tu juicio, que era tu juicio y condena sobre mí, en la que él tomaba mi lugar.

Me conmueve pensar en esta mañana que él, tu amado Hijo, guardó silencio porque estaba pensando en mí, en todos aquellos que tú le diste (Jn. 6:37-38).

Sí, el guardó silencio para no salvarse él, sino para salvarme a mí, es tiempo de que yo hable, que le alabe y le proclame. ¡Cómo podré callar yo tras su silencio!

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