SALMOS 17 15En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.

El volver a leer estas palabras producen en mí una inmensa tranquilidad y vuelve otra vez mi atención a la esperanza que me has dado, como a los demás creyentes: ver tu rostro y despertar a tu semejanza. ¿Puede haber mayor bendición para un alma adquirida por ti y para ti? Ya es un bien para mí poder pedirte que me guardes de los opresores como a la niña de tus ojos y que me guardes bajo tus alas (v.8), pero esto lo supera todo.

Tengo que confesar que no puedo decir, en cambio, lo que dice tu siervo David en otro momento, que si me pruebas sí hallarás cosas inicuas (v.3).

Te invoco porque sé que me oyes (v.6) y que puedo en todo tiempo buscar en ti refugio (v.7), pero ¡cómo anhelo el día de verte tal como eres y ser semejante a ti! (Jn.3:2)

Lo que me lleva a tu presencia es tu gracia, tu favor inmerecido, y eso es lo que me mantiene, pero cuando esté en tu presencia veré tu justicia, lo que has demandado y has cumplido en y por ti mismo.

Aun cuando soy pobre y pecadora criatura ahora, lleno del polvo de este mundo y de manchas que produce mi propio corazón, un día, bendito día, seré semejante a ti, porque vestiré tu propia justicia y santidad. Ya no me pesa tanto el aquí, pensando en el allá.

0
0
0
s2sdefault
Back to Top
Las cookies facilitan la prestación de nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, usted acepta que utilizamos cookies.
Política de privacidad De acuerdo Rechazar