PROVERBIOS 21 11Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;  Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.

No termino de saber a quién aplicar estas palabras tuyas, pero aun así, sé que por ellas me estás hablando y que debo de aplicármelas a mi mismo.

Empiezas hablando de justicia, de castigar al que hace daño, y aunque se busca con ello corregirle, aquí la intención es instruir y hacer sabio al que no sabe.

Te ruego Señor, que no permitas que yo sea causa de castigo, pero sí, que esté advertido de tu justicia. Tu castigo es ejemplar y el castigo de los hombres, aunque tantas veces sus leyes no son justas, también debe serlo.

Parece que luego que el simple se hace sabio, hay ocasiones que debe ser amonestado, corregido, para que adquiera ciencia. ¿Hay progresión aquí de sabiduría a la ciencia? Si es así, yo la quiero, quiero entender más, comprender mejor las cosas y alcanzar el arte de aplicar lo que me enseñas, en mí y en otros.

Gracias Padre por haber establecido leyes, leyes que castigan y frenan, aquí o en «el otro lado», al malvado; gracias porque el ejercicio de tu justicia instruye a simples e ignorantes como yo, gracias, porque no me dejas a un lado y continúas amonestándome para darme más ciencia.

Dame en este día corazón de alumno.

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