LUCAS 11 23El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

Contigo, Señor, no puede haber término medio, no puedo ser neutro, ni a ti te agrada un corazón tibio (Ap.3:15s). Toda rama injertada en ti puede y debe dar fruto (Jn.15: 5-8), y yo te pido que sea así en mí y en todos aquellos que me rodean y dicen ser tuyos. Estas palabras tuyas en esta mañana, no son para crear temor sino para animar.

Al dar fruto, aun cuando sea pequeño (Mt.13:8,23), es señal de estar en buen lugar y que por mí corre tu savia. Es garantía para mí de mi propia salvación.

Es evidencia para otros de quién soy y a quién pertenezco (Jn.13:35), que mi fe es genuina (Stg.2:17-s). Mis obras deben de hablar igual que mis palabras.

Me produce también un inmenso gozo, al saber que yo estoy contigo, que estamos juntos, que no solo me has atraído hacia ti, sino que te sirves de mí para atraer a otros, que soy instrumento de esperanza en tus manos, reflejo de tu luz.

Me ayuda a distinguir a aquellos que se les llena la boca de tu nombre, pero su corazón está seco de ti, que ponen su esperanza en una oración emocional, pero con una vida árida e inerte.

Ayúdame a obrar y esperar en ti, y a alertar y despertar a otros.

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