ISAIAS 26 9Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

Tengo que confesar, Señor, que no siempre me he ido a mi cama en la noche siendo consciente de tu presencia en mi vida y mi deseo por ti, pero cuando ocurrió fue de gran beneficio para mí.

De igual forma al levantarme en la mañana, muchas veces fueron más presentes mis asuntos y preocupaciones que el buscarte a ti.

Qué triste y qué pena me da el pensar que teniendo tal relajante en la noche y tal vitamina y alimento en la mañana, la ignore o la descuide. Tú eres mi descanso en la noche y mi fortaleza en la mañana, mi espíritu lo sabe muy bien, pero de igual manera se descuida una y otra vez.

Gracias Señor que no es así en esta mañana. Me has ayudado a buscarte, a hacerme consciente de tu presencia y de mi necesidad de ti. Necesito que me acompañes a lo largo de todo el día, que mis pensamientos y placeres estén en ti y no en las cosas, pues mi trabajo será menos pesado y mis preocupaciones menos difíciles.

Te pido, Señor, que me ayudes a estar tan cerca de ti a lo largo del día que al llegar la noche no quiera ni pueda separar mis pensamientos de ti.
¡Qué descanso para mi cuerpo y qué sueños gozosos durmiendo pensando en ti!

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