ISAIAS 37 20Ahora pues, Yahveh Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Yahveh.

La oración del rey Ezequías (v.15-20) me hace pensar otra vez en tu manera de obrar, Dios mío. Levantaste a un enemigo poderoso como el rey asirio Senaquerib y digo levantaste, porque eres tú en tu dominio soberano el que levanta o derriba reinos. Nada ocurre sin tu permiso o en contra de tu voluntad; incluso los enemigos de tu pueblo deben tener permiso para qué y cuánto daño hacer.

Permites a este rey pagano para castigar a tu pueblo de sus pecados, es el azote en tu mano, es tu instrumento para traer al arrepentimiento.

A la misma vez su dominio cruel e injusto hace ver todos los dioses falsos, toda la idolatría inventada por el hombre y la entrega al fuego porque no eran sino leña.
También hoy podemos ver azotes y castigo, ver como usas cultura y gobiernos para mostrar tu ira contra tu pueblo pecador y a la vez toda esta religiosidad absurda y todo este cristianismo idólatra que nos rodea.

Pero, Dios mío, permíteme en esta mañana que te pida frenar tu mano de tu justa ira, que inclines tu oído, que abras tus ojos y veas y tengas misericordia. Muchos de los tuyos sufren martirio y parece que la obra de tu iglesia no trae mucho fruto, ten misericordia.

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