HAGEO 1 4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?

Debo de aplicarme para mí mismo esta advertencia que hace aquí Hageo al remanente del pueblo de Dios cuando volvieron del exilio, pues su primera y principal tarea era edificar la casa de Dios, el templo (Esdras 1:8) y, después de un tiempo, sus casas ya estaban hermosamente construidas y la del Señor aun continuaba sin construir.

Hoy en día Dios ha dado hermosos dones y privilegios para introducir su reino, edificar su iglesia y glorificar su nombre; y he aquí invertimos la mayor parte de los dones, tiempo y esfuerzos, en nuestra propia comodidad y bienestar, como si esto de aquí fuera para siempre y no solo una tienda de nómada, solo de paso.

Debo esforzarme en habitar menos mi casa y habitar más la presencia de Dios, trabajar más para su reino y menos —o nada— para el mío.

Quizá esa insatisfacción por no conseguir el bienestar esperado (v.6), el comer tanto de este mundo y no saciarme, beber de sus placeres y siempre tener sed, es porque no he buscado la fuente de todo bien y satisfacción, que eres tú, Señor. Si tú fueras mi gozo y tu gloria mi mayor ocupación, sí sería feliz.

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