EXODO 9 20De los siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra de Yahveh hizo huir sus criados y su ganado a casa.

Era la séptima plaga que enviabas a Egipto para obligar a Faraón a liberar a tu pueblo. Todos pudieron ver que tu poder y amenazas eran reales. Aun así el Faraón siguió endureciendo su corazón hasta que vio en la décima plaga fallecer a su primogénito. No hubo cambio de corazón, pues incluso después se arrepintió y cabalgó a su destrucción (Éxo. 14:5ss; Éxo. 28).

Pero algunos empezaron a dudar y a temer. Al principio sus magos imitaron tu poder (Éxo. 7:12, 22), luego se dieron cuenta que ya no podían hacerlo (Éxo. 8:18) e incluso los mismos hechiceros evitaron estar en la presencia de Moisés (Éxo. 9:11). Aquí ya veo que incluso temieron a tus palabras, a tus amenazas y protegieron a sus ganados. Seguramente fue más su amor a las riquezas que una conversión a ti, pero aun así, fue una muestra de rendición a ti.

Padre, ¿Por qué no ocurre hoy algo parecido? Entiendo que haya faraones aferrados a su poder, atados a sus dioses y tradiciones y endurecidos al máximo en sus corazones, pero podríamos esperar que poco a poco se dieran cuenta de tu presencia y realidad, de tu poder y avance de tu plan y reino. Quizá no llegarían a convertirse, eso está solo en tu mano, pero sí a frenar su locura, su injusticia contra tu pueblo y su propia destrucción.

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