montanasAl hablar de Dios hemos de tener sumo cuidado y reverencia. No debemos incurrir en determinados errores que han sido demasiado comunes a lo largo de la historia humana.

A menudo se ha hablado de Dios basándose casi exclusivamente en la imaginación y sentimientos. Muchos poetas, pensadores y religiosos han hecho esto y el resultado ha sido funesto. Quizás han dicho cosas bonitas y, al parecer de muchos, útiles, pero por completo fuera de la realidad. Como consecuencia de esto, muchas almas han sido apartadas incluso más del Único y Glorioso Creador, y lo que es peor aún, Dios mismo ha sido deshonrado.

El Dios salido de la mente y sentimientos humanos, ha sido un Dios para andar por casa, con forma de pensar y sentir poco más que humana. Han cambiado así su gloria en forma de absurdos ídolos.

La idolatría comienza teniendo falsos conceptos de Dios, y este es un grave pecado del que hemos de procurar guardarnos.

Es sumamente importante que tengamos un concepto de Dios que se ajuste a la realidad de Dios mismo. Nuestra salvación depende de llegar a tener una percepción y conocimiento espiritual de Dios. Nuestra adoración y servicio a Él depende también de ello, así como nuestro concepto de la moralidad, de la santidad y, en sumo, de nuestra vida y conducta.

Es necesario que no sólo sea aprehensión intelectual de Dios, sino espiritual y de todo nuestro ser. Y para ello necesitamos ni más ni menos que la ayuda e iluminación de Dios. ¡Él es quien puede hablar de sí mismo sin error! Su Palabra (la Biblia) y su Espíritu han de ser nuestros guías infatigables. Sin ellos, nuestro conocimiento es del todo borroso, alejado de la verdad.

Por causa del pecado, nuestro espíritu está en tinieblas a cerca de Dios. Y aunque Él no está lejos de cada uno de nosotros, estamos como ciegos, sin llegar a conocerlo o a encontrarlo por nosotros mismos.

La Biblia nos dice que Dios es espíritu, invisible, que es eterno, que siempre ha existido, que es infinito, que es inmutable, que todo lo puede,.., ya que todo está presente ante Él y Él presente ante todo; que es santo, justo, sabio, bueno, que todo Él es amor y que está lleno de misericordia, aunque no hará excepciones, porque no tomará al culpable por inocente.

Nos dice también la Biblia que Él es soberano, Rey de reyes, Señor de señores, y que todo en el cielo y en la tierra está bajo su control y cuidado. Nos dice que sus caminos son más altos que nuestros caminos y sus pensamientos más altos que nuestros pensamientos.

Tener un verdadero conocimiento de la majestad, gloria y santidad de Dios impreso en nuestra mente y corazón es vital. ¡Queremos saber no del Dios de los filósofos y humanistas o del Dios del mundo, sino del Dios que ha hablado desde el cielo! ¡Del Dios viviente, el único inmortal e invisible! ¡Del dios soberano, que puede levantarnos del polvo y hacer que vivamos! (en el más amplio sentido de la palabra) ¡Del Dios cuyo conocimiento llena nuestras bocas de admiración y alabanza, y nuestros corazones de adoración! ¡Ese es el Dios que queremos!

Y queremos y debemos conocerle en Su Hijo y sólo a través de Su Hijo Cristo Jesús, quien dijo:

“Todas la cosas me fueron entregadas por mí Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. (Mt. 11:27)

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y os haré descansar” (Mt. 11:28)

“Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 14:3)

Amigo, creyente o no creyente:

Clama hoy de corazón a Dios, buscándole y, al mismo tiempo, búscalo en la Biblia. Él te ayudará.

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