R43106587El último libro por un autor no cristiano que he leído ha sido “El reino” de Emmanuel Carrére. Lo compré con expectación, pero he quedado defraudado.

Me gusta de vez en cuando leer algo que justifique mi fe, que la provoque a defenderse, que me anime a argumentar y contra argumentar, por eso cuando descubrí que este bien conocido escritor francés había tratado en este libro una especie de conversión a la fe cristiana y años después a su desconversión, quise ver lo que produjo una cosa y otra.

En verdad me ha decepcionado, pues aunque es un buen y original escritor, y su lectura engancha, no ha traído nada nuevo.

Su experiencia de conversión en realidad fue solo una corta experiencia seudomística a una rama conservadora católica, para afrontar una etapa o crisis emocional.

No comprende la diferencia de mirar al cristianismo directamente, a verlo a través de las gafas de un catolicismo miope.

En su análisis del cristianismo sigue una narración de la vida y obra de Lucas, tanto de su evangelio como de Hechos, que él, Emmanuel, imagina, supone o inventa para hacerlo más a su gusto; son palabras suyas.

Su juicio a la Biblia o en particular al Nuevo Testamento y a Pablo, es totalmente dependiente de sus lecturas de críticas ya conocidas y de sus argumentos ya trillados, de Renan y P.K. Dick. Entiendo entonces su “aburrimiento de doctrina y teología” (pág. 230). Se nota que no se ha tomado el suficiente interés y tiempo para consultar otros autores más positivos, más evangélicos.

el reino 2Todas sus suposiciones, o las de Renan o Dick o de A. Maccoby (que dijo que Pablo se inventó el cristianismo) (pág. 294), tienen respuestas claras. La Biblia se defiende sola, pero además tiene otros defensores de su inspiración divina y su unidad. De lo que yo conozco puedo citar en castellano “¿Cómo llegó la Biblia hasta nosotros?” VV.AA. P. Puigvert editor, “El canon de la Escritura” de F.F. Bruce, “Introducción al Nuevo Testamento” de E. Harrison. En inglés son incontables, no hay excusa para ser ignorantes de la grandeza del cristianismo y su libro.

Es difícil hacer y creer historia si se mezcla sin distinguir lo escrito como testigo directo que fue Lucas, de lo que “pudo ser posible y lo que se inventa el autor” (pág. 396ss.).

Si uno no cree que Lucas fue fiel ¿por qué creer a otros historiadores? ¿Por qué creer la historia de su conversión y desconversión? ¿No podría ser un cuento, un recurso para escribir una novela?

Por otra parte, la lectura de este libro me convence aun más de que no es suficiente acercarse a la Biblia así como así, pues lo espiritual se debe entender espiritualmente, ser enseñados por Dios mismo (Juan 6:45).

Si no creemos que Dios puede comunicarse, hablar, y traer su Reino con, en, la historia de su pueblo, no creeremos que la Biblia es por tanto, palabra fiel de Dios; y si no hay Biblia, no hay Cristo; y si no hay Cristo, no hay Reino, no hay esperanza.

Lo siento por Emmanuel y por aquellos que se acercan a la Escritura tras un fracaso de conversión, sin ojos para ver, sin objetividad, con temores y pobres influencias, pero ánimo, otra vez será.

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