un cieloApocalipsis 21:1-8 - Introducción

Por las circunstancias que me ha tocado vivir hace ya casi tres semanas, con la muerte de mi madre, he estado pensando mucho en el futuro del creyente, lo que nos espera a todos nosotros si somos verdaderos creyentes. He pensado mucho en el cielo. La gran mayoría de las personas cree en el cielo y piensan que van a ir allí.

Pero déjame que te pregunte ¿tú crees que hay un cielo? ¿Cómo es? ¿Quién va a ir a él? ¿Estarás tú? ¿En base a qué?

Quiero que en esta tarde podamos contestar a estas y más preguntas en cuanto al cielo. Creo que hay mucha confusión sobre este tema y la gran mayoría tiene un concepto erróneo del cielo, incluidos muchos cristianos.

La Palabra de Dios hace referencia al cielo en 600 ocasiones, pero he elegido como base para el estudio el pasaje de Apocalipsis 21:1-8. Este pasaje describe la gloria que nos espera a todos los creyentes. Podemos dividir este pasaje en siete partes:

1º Habrá un mundo nuevo (v.1)

Según el primer versículo habrá un cielo y una tierra nueva. Esta verdad ya fue profetizada hace unos 700 años a.C. por medio de Isaías 65:17, no es una revelación nueva del apóstol Juan.

¿En qué sentido será un mundo nuevo? No quiere decir que será un mundo totalmente nuevo, de nueva creación por completo, sino que va a ser un mundo totalmente renovado, regenerado. En griego hay dos palabras distintas para nuevo, una significa que es totalmente nuevo, que no existía; y la otra es nuevo, pero renovado, que ya existía.

Habrá continuidad y discontinuidad con este mundo y el nuevo.

Otra característica de ese mundo nuevo es que no habrá más mar. Es interesante que ahora a nuestro planeta se le llama el planeta azul, porque el agua cubre casi toda la Tierra, con el nuevo mundo no habrá mar.

2º Habrá una novia dispuesta para su marido (v.2)

Aquí Juan nos habla de lo que vio, una ciudad, la santa ciudad, la nueva Jerusalén, y a la vez vio a una novia vestida y preparada para su unión con su esposo.

Hay una mezcla de metáforas. La santa ciudad es la que está vestida de novia. ¿Cómo puede ser esto? ¿A qué se refiere? Está hablando de los habitantes de ese mundo nuevo. Describe a la esposa del Cordero que es la iglesia. Nosotros, los creyentes somos la esposa de Cristo, la nueva Jerusalén, la espiritual.

La iglesia siempre ha sido una mezcla de creyentes e incrédulos, santidad y pureza etc., pero ahora no será así, será pura y perfecta (Efesios 5:25-27). La iglesia no será perfecta hasta que Dios no haya hecho ese mundo nuevo, y entonces, estará preparado para recibir a la esposa. Habrá un nuevo sistema de cosas.

Esta ciudad o esposa desciende del cielo, luego ya estaba allí antes, en la presencia de Dios.

3º Dios morará con su pueblo (v.3)

Aquí ya Juan no vio, sino que oyó una voz del cielo. ¿Qué oyó? Que Dios mismo vendrá a morar con su pueblo, con esa esposa ataviada. La imagen es de un matrimonio en perfecta e íntima unión y comunión. Utiliza la expresión de “El tabernáculo de Dios”, esto nos habla del lugar de reunión y encuentro con su pueblo. En el Antiguo Testamento cuando el pueblo de Israel no tenía todavía construido el templo, la presencia de Dios estaba en el tabernáculo, una tienda de pieles donde se hacían los sacrificios y donde estaba el arca, que simbolizaba la presencia de Dios con su pueblo. Pero ahora, ya no hará falta más tienda ni tabernáculo, sino que Él mismo morará con nosotros.

En Juan 1:14 la expresión “habitó entre nosotros” significa lo mismo, que Él puso su tienda entre nosotros.

En Apocalipsis 7:15 dice que “Dios extenderá su tabernáculo sobre ellos”, ¿qué quiere decir? Que con su presencia y su comunión con nosotros nos cubre y nos protege. ¡Es una imagen preciosa!

Dios va a vivir, a morar con nosotros, y ya no se irá más ¡qué maravilla!

4º No habrá más consecuencias del pecado (v.4)

¿Por qué hay tanto dolor, muerte, lágrimas? Son consecuencias del pecado, y siempre van a convivir con nosotros en este mundo pero, un día cuando estemos con Dios y con el Cordero, todo esto dejará de existir. Será tan maravilloso que no podemos ni describir con palabras el estado de perfección y felicidad en el que estaremos.

Ya no habrá nada malo que nos produzca dolor, enfermedad, riñas, lágrimas etc. Piensa en un mundo sin nada de esto. Las primeras cosas pasaron, ya no existirán las causas que producen todo este dolor porque ya no habrá más pecado.

Quizás estás sufriendo mucho por algún motivo en tu vida, Dios lleva cuenta de tus lágrimas (Salmo 56:8), ánimo y vive con la esperanza de aquel día cuando Dios enjugará toda lágrima de tus ojos.

5º Es un mensaje fiable (v.5-6)

Hay mucha gente que cuando le hablas de todo esto piensa que es un cuento, que solo puede pasar en las novelas o películas en mundos imaginarios. ¿Será verdad todo esto?

Podemos tener toda la certeza de que es Dios mismo quien responde, “el que está sentado en el trono”. Él responde con autoridad, es el Rey de reyes y el Señor del universo.

Su mensaje es que hará todas las cosas nuevas y le pide a Juan que las escriba porque son fieles y verdaderas, no es un cuento chino. Tenemos la garantía de que así se hará y de que Dios cumplirá todo lo que ha prometido.

6º Hay promesas preciosas (v.6-7)

El que dice estas cosas es “el Alfa y la Omega”, y ¿quién es? Dios mismo. Él no tiene principio ni fin, es eterno, y Él es el que hace todas estas promesas.

Las palabras al principio “Hecho está”, ¿a qué nos recuerda? Nos trae a la memoria las palabras de Jesús en la cruz cuando dijo: “Consumado es”, ya está todo hecho y terminado, la obra de la salvación se ha llevado a cabo. “Hecho está”, nos indica que Dios está en control de todo y que las cosas que ha prometido se cumplirán, ya está hecho, no habrá nada ni nadie que pueda destrozar o impedir que sus planes en cuanto a la salvación y a un mundo nuevo, se lleven a cabo. ¡Qué seguridad tenemos! Es Dios mismo quien lo dice, no es un hombre.

Aquí podemos ver tres promesas preciosas:

1ª. “Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”. Cuando uno tiene sed, y en la Mancha lo sabemos muy bien, que bueno y con qué ansia bebemos un vaso de agua fría. Todos tenemos que pagar el agua que bebemos, ya sea embotellada o la que sacamos del grifo. Sin embargo Dios nos da el agua gratuitamente, no hay que pagar nada, es gratis (Isaías 55:1). Y el agua que Dios nos da es el agua de la vida eterna, y esa agua es nuestro Señor Jesucristo (Juan 4:13-14). ¿Cómo podemos beber de Él? Creyendo en Él, como el único que nos puede salvar y reconciliar con Dios. El único que cargó con nuestros pecados en la cruz, beber es confiar en Él y en su obra.

Toda promesa tiene una condición ¿cuál es en esta? “Al que tuviera sed”. No hablamos de sed física sino espiritual, aquel que reconoce su pecado, aquel que reconoce que está mal delante de Dios.

¿Tienes tú ya esa agua viva? ¿Ha sido saciada tu sed? Cree en Cristo, gratis, sin dinero.

2ª. “El que venciere heredará todas las cosas”. Cuando una persona hereda algo de sus padres o de cualquier familiar, pueden ser muchas propiedades o mucho dinero, pero Dios nos va a dar todas las cosas, ¡todo! Esto es inimaginable, es imposible que lo entendamos ahora. No podemos comprender lo que abarca y significa “todas las cosas”, pero es una promesa fiel y se cumplirá. ¿Cuál es la condición? “El que venciere”, el que llegue a la meta, el que no mira atrás, el que no se quede a mitad de camino, el que salga victorioso de este mundo. Y esto solo lo podemos hacer en las fuerzas que Dios mismo nos da.

3ª. “El que venciere, yo seré su Dios y él será mi hijo”. Antes hablaba de una relación matrimonial entre Dios y su iglesia, ahora es una relación filial, entre Dios como Padre y nosotros como hijos. La Biblia está llena de versículos donde se habla de esta relación padre-hijo. Después del matrimonio, la relación padre-hijo es la más estrecha y preciosa. Dios mismo nos llama hijos suyos. ¡Qué privilegio! La condición es vencer, como anteriormente, y significa seguir adelante, perseverar hasta el fin de nuestras vidas, y no por nuestros propios medios.

7º Habrá una condenación (v.8)

El “pero” con el que comienza el versículo, nos da un giro radical a todo el pasaje. Es una advertencia para cada uno ¿se salvan todos? ¿Van todos al cielo? ¿Van a disfrutar todos de este mundo nuevo? ¡No! Tristemente mucha gente piensa que Dios es tan bueno que no enviará a nadie al infierno, pero ¿es esa la enseñanza bíblica?

Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella (Mateo 7:24). Jesús nos advierte porque el infierno existe, es un lugar real, y muchos van a ir allí.

un cielo 2Pensamos que Dios nunca nos mandaría al infierno, pero es un Dios santo y nosotros pecadores y Dios no puede permitir el pecado en su presencia. Tiene que tratar con él y quitarlo de en medio. Lo hizo a través de su Hijo, cargando nuestro pecado sobre Él. ¿Pero eso nos salva a todos? ¡No! Solo a los que creen y aceptan por la fe esa obra de Jesús en sus vidas.

La lista que viene aquí no es exhaustiva, se podrían añadir más. Pero sí es un ejemplo de los que van a ir al infierno. Quizás tú pienses que por no ser fornicario, homicida, hechicero, estás libre, y te hace sentir bien, pero ¿qué me dices con los cobardes, los incrédulos, los idólatras, los mentirosos? Nos hace culpables a todos. Estas personas no van a ir al infierno por ser pecadores, van a ir al infierno por no haberse arrepentido.

Conclusión y aplicación

Este pasaje empieza con el nuevo mundo, con el cielo y la gloria, pero acaba con el infierno. Tenemos que tomar en serio esta advertencia que nos hace.

Hay dos destinos eternos, el cielo y el infierno ¿dónde vas a ir tú? Espero que tu respuesta sea que vas a ir al cielo porque te has arrepentido y has creído en la obra de Cristo en la cruz por ti. ¡Que así sea!

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