LA PUERTA ESTRECHA(Mateo 7:13-14)

Introducción.

Cada día tenemos que hacer decisiones, la vida llega a ser un asunto de tomar decisiones constantemente. Decidimos sobre a qué hora nos levantamos, qué nos vamos a poner, qué vamos a comer, dónde vamos o qué haremos.

Vamos a leer dos versículos en los que Jesús después de casi acabar el sermón del monte, llega al punto de que quiere que hagamos una decisión. De todas las decisiones que hacemos en la vida, inevitablemente, hay una decisión final que debemos tomar ¿dónde pasaremos la eternidad? De esto van los dos versículos, de la elección más importante que tenemos que hacer.

Dios siempre ha ofrecido esta decisión de elegir:

  1. Con Moisés: (Dt. 30:19)
  2. Josué: (Jos. 24:15)
  3. Jeremías: (Jer. 21:8)
  4. Elías: (1 R. 18:21)


La decisión radica en elegir la vida o la muerte. La elección es clara. En estos dos versículos se nos habla de que solo hay dos caminos: el estrecho y el ancho. No hay alternativas.

Hay gente que piensa que el camino estrecho son los buenos, los religiosos y el ancho los malos, los pecadores. Pero no es así.

El ancho son los que quieren llegar al cielo por sus propios medios, obras, esfuerzos, sacrificios. Y el estrecho es el que se da cuenta que por sus propios méritos no puede y confía en la gracia y los méritos de Cristo. Jesús quiere mostrar a los fariseos, a los religiosos que son incapaces de salvarse a sí mismos. Que su pecado les condena delante de Dios. Que tienen que replantearse su decisión y volver a elegir el camino estrecho.

Hay dos puertas, dos caminos y dos destinos. Hay dos tipos de caminantes, los pocos y los muchos. En los pasajes siguientes se ve también muy claro que hay dos tipos de árboles, bueno y malo. Hay dos tipos de frutos, buenos y malos. Hay dos constructores, sabios y necios. Hay dos cimientos, la roca y la arena. Hay dos casas, la que resistió y la que se cayó.

Jesús al final de su sermón quiere una respuesta de la gente, quiere que decidan.

HAY DOS PUERTAS:

1) LA PUERTA ESTRECHA.

Hay dos puertas antes de entrar en los caminos. Jesús nos manda casi con urgencia que entremos por la puerta estrecha. Demanda acción: “Entrad”. Ahora es el tiempo, Dios nos está llamando, “entrad”.

Nos compara esta puerta estrecha con la ancha, pero no nos dice que entremos por la ancha sino por la estrecha.

En otros lugares de la Escritura, nos dice que Cristo es la puerta, metafóricamente, claro está (Jn. 10:7-9). Cristo también es el único camino de salvación. No hay más alternativas (Jn. 14:6; He. 4:12; 1 Ti. 2:5).

¿Por qué? Porque Cristo cargó con nuestros pecados en la cruz y si confiamos en Él y nos arrepentimos de nuestros pecados, Él nos perdona y nos salva. Por eso no hay otro, porque nadie ha podido hacer el sacrificio que Él hizo. Entrar es difícil (Lc. 13:24) “esforzaos”, implica agonizar. Hay gente que después de encontrar la puerta, no quiere entrar. Uno se tiene que humillar y reconocer su pecado e incapacidad para salvarse.

Cuando uno entra por la puerta que es Cristo, se convierte en una nueva persona. Hay una transformación completa en tu vida. No quieres pecar, querrás obedecer la Palabra de Dios y amarás a los creyentes.

2) LA PUERTA ANCHA.

El contraste es obvio. Son muchos los que entran. Es fácil entrar. Puedes ir con tus pecados o religiosidad. No se necesita fe ni arrepentimiento.

HAY DOS CAMINOS:

1) EL CAMINO ANCHO.

Es fácil de andar por él. Sigue la corriente, lo que hace la mayoría. No hay normas, puedes llevar todos tus pecados. No requiere nada de ti.

2) EL CAMINO ESTRECHO.

Literalmente es como un camino estrecho al lado de un precipicio. Es duro, es difícil, vas contracorriente (Mt. 11:30), la dureza del camino la llevó Cristo mismo. Dios mismo nos dará la gracia y fortaleza para andar por el camino estrecho.

HAY DOS DESTINOS:

1) LA PERDICIÓN: El camino ancho nos lleva a la perdición, se refiere al estado último, al juicio eterno del infierno.

2) LA VIDA ETERNA: El camino estrecho nos lleva a la vida eterna de gozo con Dios.

CONCLUSIÓN:

La decisión es tuya. Considera el destino que quieres: cielo o infierno. Elige bien porque lo que te juegas es tu alma, no te vayas a sorprender el día del juicio y te quedes fuera. El no tomar una decisión, significa que ya la has hecho.

Cámbiate de camino, vuelve a entrar pero por la puerta estrecha que es Cristo. Te está llamando, “Entrad, venid” y vivid.

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