como vino jesus al mundoIntroducción (Gálatas 4:4-5)

El otro día leí que casi todo el mundo celebra la Navidad, pero muy pocos saben realmente el verdadero significado de ella. ¡Y así es! Cada vez los mensajes navideños que recibimos tanto en tarjetas de navidad, por internet, (que cada vez se va haciendo más común), en los anuncios publicitarios, en las letras de las canciones etc. podemos percibir, qué poco se habla de la figura central, del protagonista de la Navidad. Los mensajes son más de felicidad, amistad, pasar estas fechas en familia, dar y recibir regalos, darnos buenas comilonas etc., y no digo que esto esté mal en general, pero cada vez se va desplazando más y más a la figura central, que es nuestro Señor Jesucristo.

En estos dos versículos, podemos descubrir ese verdadero sentido de la Navidad, contestando a tres preguntas básicas:
- ¿Cuándo vino Jesucristo?
- ¿Cómo vino Jesucristo?
- ¿Para qué vino Jesucristo?

¿Cuándo vino Jesucristo a este mundo?

En primer lugar y aunque parezca algo básico, Jesucristo es el Hijo de Dios, y muchas veces en la Escritura se le llama así, como en estos versículos.

Si alguien te preguntara ¿cuándo nació Jesús, el Hijo de Dios? Tú ¿qué responderías? ¿Dirías el 25 de diciembre? Pues ¡no!, no nació el 25 de diciembre, como la mayoría piensa. Incluso podemos decir que por la información que nos da la Biblia no fue en diciembre sino para marzo o abril. Realmente la Biblia guarda silencio en cuanto al día exacto, pero sí nos dice cuándo vino:”Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo” (v.4), fue entonces cuando Jesús vino.

Dios tenía y tiene un plan de salvación, un plan que no puede fallar. Nuestros planes muchas veces se tuercen y no llegamos a cumplirlos. El plan de Dios es infalible, desde antes de la fundación del mundo, y el centro de ese plan es su Hijo Jesucristo, enviarle para salvar a miles y millones de personas.

Por lo tanto, esa es la respuesta a la primera pregunta de cuándo vino Jesús. No importa si no sabemos la fecha exacta, no tenemos por qué estar adivinando, sino que vino cuando tocaba en el calendario de Dios, “Cuando vino el cumplimiento del tiempo”. Dios tenía que cumplir su plan.

¿Cómo vino Jesucristo a este mundo?

Esta pregunta tiene más de una contestación. En primer lugar Jesús vino al mundo “enviado por el Padre” (v.4). Ya sabemos que hay tres personas divinas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, y ninguna de ellas se puede separar. Pero sí podemos distinguir una de la otra, por lo tanto es el Padre el que envía a su Hijo al mundo, para ser sacrificado por nosotros. Imaginad lo que le costó al Padre enviarlo. Cuando Jesús estuvo en la cruz, su propio Padre le dio la espalda, lo tuvo que abandonar, y eso lo hizo por amor a nosotros.

Imaginad si tuvieras que entregar a un hijo tuyo a morir por tus enemigos. Seguro que dirías “ni loca”. Pues eso es lo que hizo Dios Padre por nosotros cuando éramos enemigos de Él, envió a su único y amado Hijo Jesucristo para morir por nosotros en la cruz. El Hijo vino en una misión enviado por el Padre.

Otra segunda respuesta a la pregunta de cómo vino Jesús es, “nacido de mujer”. Su madre fue María, y esto lo que implica es una referencia a la verdadera humanidad de Jesús. Jesús, antes de ser concebido, nunca fue humano, sino divino. Fue una concepción virginal (Lucas 1:26-35). María estaba desposada con José y antes de que se casaran el Espíritu Santo vino sobre ella y concibió al Señor Jesús. No podemos entender con nuestra mente finita, pero para Dios ¿hay algo imposible?

La segunda persona de la Trinidad, se hizo, lo que nunca había sido, humano, se encarnó, fue hecho carne (Juan 1:14). Sin esa madre humana, sin ser humano, no podría habernos salvado. Tenía que ser uno igual que nosotros, pero sin pecado. Su nacimiento fue como el nuestro, el Salvador del mundo se encarnó por amor a nosotros. No solo al Padre le costó enviar a su Hijo, sino que al Hijo también le costó el hacerse humano, se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y se humilló a sí mismo (Filipenses 2:5-8).

Dios no pudo enviar a un ángel, porque no es como nosotros. Por eso Jesús se hizo como uno de nosotros, para llevarnos a Él.

Una tercera y última respuesta a la pregunta de cómo vino Jesús es, vino “bajo la ley”. ¿Qué quiere decir esto? Jesús vino bajo la ley de Moisés, sometiéndose a ella y obedeciéndola. Nació como judío, en el seno de una familia judía y entre el pueblo judío. Él no vino para incumplir la ley de Moisés, sino para someterse a ella y cumplir cada mandamiento a la perfección (Mateo 5:17).

Si Jesús no se hubiera sometido a la ley no habría salvación para nosotros. Antes de llegar a la cruz estuvo cumpliendo toda la ley de Moisés por nosotros. Por lo tanto, somos salvos no solo por su muerte, sino por su vida. Imaginad por un momento que Cristo hubiera pecado en algo, ya no podría ser nuestro Salvador, porque tenía que ser sin mancha, sin pecado (Hebreos 7:26) para así cumplir con las demandas de la ley que Dios exigía.

¿Para qué vino Jesucristo a este mundo?

Esta es la última pregunta que le hacemos al texto, ¿para qué vino Jesús? Con esta pregunta estamos buscando el propósito de la encarnación. Jesús vino a este mundo para redimirnos (v.5), para cumplir ese plan maravilloso de la salvación. Vino para redimir a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

Por lo tanto hubo dos propósitos principales en la venida de Jesús, redimir y adoptar. Veamos qué significa cada uno.

Redención: ¿qué es redimir? Es cuando se paga un precio para poner en libertad a alguien que era esclavo o estaba secuestrado.

Nosotros éramos esclavos, pertenecíamos a otro amo, el diablo, y hacíamos su voluntad. Hasta que Jesús entró un día al mercado de esclavos para pagar un precio por nosotros, ¿con dinero? ¡No! ¡Con su sangre! (1 Pedro 1:18-20). Tuvo que pagar un alto precio, pero lo hizo por su pueblo.

Adopción: ¿qué es adoptar? Recibir como hijo a aquel que no lo es naturalmente. Así que Jesús, vino al mundo no solo para darnos libertad, sino para hacernos hijos de Dios. No todos somos hijos de Dios, somos criaturas, creados por Él, pero no hijos. Para ser hijo hay que tener una relación con Él.

Por lo tanto El Hijo de Dios vino para que pudiéramos ser hijos de Dios. Calvino dijo muy bíblicamente “El Hijo de Dios se hizo hombre para que los hombres pudieran ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12-13). El ser hechos hijos de Dios no depende de nosotros ni de ningún ser humano sino que es obra de Dios.

Si somos hijos de Dios es gracias a la venida del Hijo de Dios. Lo que tenemos que hacer es recibirle, creer en su nombre, que significa Salvador. Somos hijos adoptivos, no naturales. Imaginad el gran privilegio de un esclavo cuando otro amo le compra y lo lleva consigo. No lo deja en su tierra para trabajarla, como si fuera un esclavo que ha cambiado de amo, ¡no! Lo lleva a su casa y lo adopta como hijo legítimo, todo legal.

Pues eso es lo que hace Dios con nosotros, no solo nos ha libertado del pecado y la muerte eterna, sino que nos ha adoptado como hijos amados. Ya nadie nos puede comprar ni apartar de nuestro Padre celestial.

Este es el evangelio, esta es la buena noticia, la salvación que se nos ofrece gracias al Hijo de Dios, que es el Salvador del mundo.

Aplicación

Espero que para ahora ya entiendas el cuándo, cómo y para qué vino Jesús a este mundo. Espero que hayas entendido el evangelio de salvación. Ya solo te resta elegir, o sigues como esclavo en tus pecados y con un amo tirano, cruel y que no busca tu bien; o por el contrario, quieres tener como amo a Dios, que envió a su Hijo para pagar un precio muy costoso para nuestra redención y hacernos hijos adoptivos suyos.

Espero que sepas elegir bien, porque de esa elección dependerá tu destino eterno. Que Dios tenga misericordia de tu alma. Gracias Dios por hacernos entender el verdadero mensaje de la navidad, que podamos gozarnos en nuestros corazones llenos de gratitud y devoción a ti.

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