7497746 dos biblias antiguas 1Qué es una secta?

Todos nosotros hemos usado alguna vez la palabra secta para referirnos a algún grupo religioso. Pero, ¿sabemos qué queremos decir con ella? ¿Son las sectas simples religiones minoritarias que no hacen daño a nadie? La respuesta es no. Existe un componente claramente dañino —y a veces destructivo— en las mismas y cuando usamos el concepto secta somos totalmente conscientes de ello.

No siempre fue así, por ejemplo, el Cristianismo empezó como una secta —una escisión— del Judaísmo y, anteriormente, los nazarenos, los fariseos y los saduceos también empezaron como secta (Hch. 24:5; 26:5; 28:22). Tal y como el DRAE especifica en su segunda aceptación de la palabra secta, esta puede ser una: “Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra”. Considerando las otras aceptaciones de la palabra vemos que el DRAE es muy ambiguo con la primera definición y, en la tercera —y última—, solo es considerada falsa por la persona que la utiliza con tal propósito.(1) Ramón Vallés define una secta como: “Todo grupo de personas, sean muchas o pocas, religiosas o no, que sigan las directrices y estén plenamente supeditadas y sometidas a un sujeto más o menos carismático”.(2)

Pero no es suficiente intuir que en la actualidad una secta es algo malo, es importante reconocer los elementos que la componen para poder juzgar si estamos delante de una de ellas. Hay una serie de pautas generales que se encuentran en todas las sectas y, por tanto, nos ayudarán a discernir si es un simple movimiento seudo religioso (filosófico, humanista, político, etc.) o algo mucho peor.

La primera característica es la presencia de un gobierno férreo a través de un líder o un cuerpo dirigente. En algunos casos, se llega a idolatrar a dicho líder hasta la completa anulación de la personalidad. La libertad personal es rechazada en pos de la obediencia ciega y completa al liderazgo. Son tristemente conocidas las técnicas de adoctrinamiento y de lavado de cerebro empleadas en muchas ocasiones.

En segundo lugar, encontramos una estructura claramente piramidal. En todos los casos, el liderazgo ejerce un control completamente autoritario y elimina el pensamiento crítico y la libertad de pensamiento. No se puede cuestionar el dogma establecido, so pena de ser expulsado de la secta y rechazado por todos sus miembros.

Tercero, la base de esta pirámide es dirigida y explotada de manera sistemática. La explotación tiene lugar de diferentes maneras: económica, sexual, laboralmente, etc. Los derechos de la persona son ignorados en beneficio del liderazgo; para ello usan un supuesto bien comunitario o bien futuro que nunca llega a materializarse.

Otro denominador común de todas las sectas es que enseñan otro camino diferente a Jesús y la justificación por la fe sola. En algunos casos, Jesús es un camino más entre otros; lo cual significa, de nuevo, que hay muchos caminos o guías para llegar al cielo (o cualquier otro nombre que le quieran aplicar a su paraíso).

¿Qué es la religión?

El hombre es un ser religioso por naturaleza. Lo que algunos ateos y escépticos han considerado un signo de debilidad, el creyente lo reconoce como un reflejo de Dios en el ser humano. Somos criaturas y sabemos que hay un Creador que merece nuestra adoración. La palabra religión proviene del término latín religio, que a su vez proviene del verbo religare (volver a unir). Según la Wikipedia: “La religión es una actividad humana que suele abarcar creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y sobrenatural”.(3) La verdadera religión cree en un Dios trascendente y personal encarnado en la persona de Cristo, en su vida, obra, enseñanza, muerte sustitutoria y resurrección corporal. El creyente reconoce la Biblia como la única y suficiente revelación escrita del Dios vivo, y en ella encuentra el alimento y la guía para la vida en este mundo y la entrada en el venidero.

Hemos dividido este último estudio en cuatro grupos: religiones monoteístas (las que creen en un solo Dios: la cristiana, la judía y la islámica); religiones orientales (el Hinduismo y el Budismo); sectas (Testigos de Jehová, Adventistas, Mormones) y la Nueva Era.

Cristianismo

Los seguidores de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía (Hch. 11:16). El cristianismo fue rápidamente esparcido por el Imperio Romano a causa de la persecución, por los judíos conversos que volvían a sus lugares de origen después de visitar Jerusalén y por el celo evangelístico de los primeros cristianos. En el S. III, el emperador romano Constantino I (272-337 d.C.) sentó las bases para que más tarde, en el año 391, se prohibiera el culto pagano y se hiciera del cristianismo la religión oficial en todo el imperio. Este tiempo de relativa paz tristemente mezcló de forma gradual la religión cristiana con las costumbres paganas de la época.

Es curioso observar cómo las características antes mencionadas para detectar si estamos ante una secta encajan perfectamente en la religión católica. Ésta tiene condiciones para ser llamada iglesia y también las tiene para ser llamada secta. Esto es debido a que las fuentes de las que bebió en un principio eran puras y buenas, pero su caminar se fue torciendo con el paso de los años hasta convertirse en lo que es hoy; una mezcla de verdad y de mentira.

En el año 1054 se produce el llamado Gran cisma o Cisma de Occidente y de Oriente. La causa principal del cisma fue la disputa acerca de la suprema autoridad entre el obispo de Roma y el patriarca de Constantinopla. La iglesia oriental —conocida como Ortodoxa— es la religión predominante en Grecia, Rusia, Bulgaria, Chipre, Montenegro, Macedonia, Serbia, Bielorrusia, Moldavia y otros países colindantes.

Cinco siglos más tarde, en el S. XVI, tiene lugar la conocida Reforma Protestante iniciada por Martin Lutero y sus famosas 95 tesis clavadas en la puerta de la catedral de Wittenberg.

Estas son las tres grandes religiones cristianas y tienen como denominador común la creencia en el Dios de la Trinidad.

Judaísmo

La más antigua de las religiones monoteístas. Su inicio fue la visión de la zarza ardiendo donde Yahveh se reveló a Moisés declarándole su nombre y entregándole, posteriormente, la Ley. Moisés también fue el autor de la tradición escrita, los cinco primeros libros de la Biblia (la Torá). Este el cuerpo doctrinal reconocido por todos los judíos. A esto se añade la tradición oral —la Mishná— de la que procede el Talmud. Todas las leyes extraídas de este cuerpo exegético forman la Ley Judía (Halajá).

Los judíos deben su nombre al reino de Judá formado por dos de las doce tribus del pueblo de Israel. También son llamados israelitas por Jacob, cuyo nombre fue cambiado a Israel (el que lucha con Dios) después de luchar con el ángel en Peniel. Hebreo es otro nombre para referirse a un judío debido a Abraham que fue el primer hebreo (el que viene del otro lado), en referencia a su viaje desde Mesopotamia hasta Canaán.

La religión judía también está dividida en múltiples tendencias diferentes. Existe el judaísmo ultraortodoxo, el reformista, el ortodoxo, el conservador, el caraíta, el humanista, el secular y el reconstruccionista (entre otros).

Islamismo

El terreno en la Arabia del S. IV estaba preparado para una nueva religión: el Islam. La moral y la cultura estaban en plena decadencia y la mayoría de tribus del sur eran politeístas. Mahoma nació en 570 d.C. en la Meca, un pequeño pueblo ubicado en la ruta de las caravanas entre Arabia y Siria. Mahoma se hizo profeta a la edad de 40 años. Según la tradición islámica, el ángel Gabriel le trajo la orden de ser el mensajero de Alá.

Mahoma fue rechazado por pueblo tras pueblo cuando predicaba un monoteísmo radical: “No hay Dios sino 'Dios' (Allah)” y no pudo establecerse como mensajero de Alá. Indignado por el rechazo, por la idolatría y la inmoralidad, empezó la guerra santa contra ellos. Tal y como nos explica el Rev. Lochhass: “La gente de la Meca que lo había rechazado se volvió enemiga de Mahoma, y él, en el nombre de Alá, empezó a preparar una 'guerra santa' contra ellos. Armando a sus seguidores, Mahoma conquistó un pueblo pequeño tras otro y gradualmente aumentó su fuerza para un ataque a la Meca. En el 630 entró a la ciudad como conquistador y 'purgó' el santuario principal de la ciudad con más de 350 deidades que se adoraban allí. Dos años más tarde, habiendo regresado a Medina, Mahoma se enfermó y murió el 8 de junio de 632 a la edad de 61 años”. (4)

Mahoma fue un hombre extremadamente religioso que vivió sin grandes lujos —a pesar de tener nueve esposas—, reconocido como un gran estadista y administrador incluso por sus enemigos. No afirmó haber realizado ningún milagro —aunque sí afirmó que el Corán lo era—, ni tampoco dijo ser infalible. Aunque eso no le impidió asegurar que su venida había sido profetizada por Jesús y que él era el único mensajero de Alá.

“La muerte de Mahoma fue seguida por una gran confusión. No dejó hijos, por lo tanto se desarrolló una lucha de poderes para decidir quién sería su sucesor”.(5) Hubieron divisiones que permanecen hasta la actualidad y como Mahoma no había dejado ningún documento escrito, el grupo que lo había oído hablar personalmente recogió sus palabras en lo que hoy conocemos como el Corán (Qur’an: lectura o recital). El Corán es la palabra de Alá dirigidas a su profeta Mahoma; está dividido en 114 Suras y es un poco más largo que el Nuevo Testamento. Fue escrito en árabe y su traducción a otros idiomas solo se considera paráfrasis. El credo y sustancia principal del Corán es la frase: “No hay Dios sino Alá, y Mahoma es su profeta”. Debido a que los árabes son descendientes de Abraham (Gn. 16:10-11, 15), tienen un gran respeto por la Biblia, los patriarcas y el propio Jesús. Pero para ellos, toda la Biblia debe entenderse a la luz del Corán.

La salvación para el musulmán se basa claramente en las obras: “El islam exige cinco cosas a sus adherentes. No hay substitutos para éstas. Ninguna otra obra de rectitud es aceptable a Alá a menos que estas cinco cosas se hayan satisfecho primero. Son universales en todas las expresiones del islam, son su fuerza y unión, y puede decirse que en verdad, son ‘los cinco pilares del islam”.(6) Estos son: creer y recitar el credo mencionado unas líneas atrás; las cinco oraciones rituales diarias; dar limosna; el ayuno durante el mes del Ramadan y el peregrinaje a la Meca al menos una vez en su vida (si le es posible).

Hinduismo

Esta religión oriental tiene más de 400 millones de seguidores y la India es su lugar de origen y desarrollo. Realmente, esta religión carece de escrituras sagradas. La base de su sistema son los escritos religiosos producidos en su propio país entre los años 1500 y 800 a.C. (la literatura Védica). Estos escritos se componen, en su mayor parte, de instrucciones para sacrificios, himnos, leyendas, anécdotas y algunos tratados filosóficos. El Hinduismo moderno tiene poco que ver con sus orígenes.

El Hinduismo es casi imposible de definir debido a su tolerancia, mezcla de creencias y costumbres. Casi podríamos decir que es una religión a la carta donde uno escoge la parte que más le gusta, aunque hay ciertos aspectos comunes fuertemente anclados en la tradición hindú. Citamos de nuevo al Rev. Lochhass: “En el hinduismo se encuentran las variaciones más amplias: desde profundas especulaciones filosóficas hasta la creencia masiva en demonios; desde la creencia en un Dios hasta la creencia en una lista casi interminable de dioses; desde el desagrado por las cosas carnales hasta los cultos sexuales más crudos; y desde el respeto más rígido por la vida hasta los sacrificios más sangrientos. La tolerancia del hinduismo no puede compararse con otras religiones. No tiene doctrinas fijas, no tiene un código moral en común, no tiene una vida centralizada en la adoración. Insiste en que no hay religiones falsas; pues todas las religiones son, en realidad, solo una”. (7)

El hindú se identifica plenamente con dos elementos principales: el sistema de castas y la reencarnación. “Una persona está atada a su casta de por vida, pero le es posible cambiarla en sus vidas futuras (encarnaciones) por medio de los ejercicios espirituales correctos (yoga) que debe realizar en su vida presente”.(8) Por supuesto, también puede ser rebajado en su existencia futura si la suma de su karma (acciones o deudas) es negativa.

El Hinduismo enseña que el universo es eterno y no es material, sino pura energía. Dios es el universo. El mal tiene su origen en el hombre y éste es capaz de formar su propio destino. A través de las sucesivas reencarnaciones los hombres se purifican tarde o temprano y llegan a fundirse con el Absoluto. El Hinduismo también cree en el cielo y el infierno, pero solo como lugares de paso antes de volverse a encarnar.

Budismo

Siddharta Gautama nació en la India alrededor del 560 a. C. y fue el fundador del Budismo. El creía que la abnegación es el camino para vencer a los deseos de la carne y así llegar a una conciencia más elevada. Para escapar del ciclo de la reencarnación el hombre debe abandonar el deseo de vivir, superar el sufrimiento y entonces entrará a nirvana (un soplar hacia fuera). Cuando Siddharta recibió la iluminación, eligió un nombre que representara su descubrimiento: Buda (el iluminado).

La doctrina de Buda está contenida en Las cuatro verdades nobles establecidas por él:

1. Todo está sufriendo. Todo en la vida, cada faceta y expresión de la vida, está sufriendo.

2. El deseo hace que el hombre se aferre a la existencia y ambicione gratificación de las pasiones, triunfos y vida futura.

3. El dejar a un lado el deseo libera a la persona de su existencia, por lo tanto también del sufrimiento.

4. El sufrimiento puede ser destruido siguiendo El Camino Octuple que consiste en tener la creencia, aspiraciones, lenguaje, conducta, subsistencia, esfuerzo, memoria y contemplación correctas”.(9)

El Budismo es hijo del Hinduismo. Buda aceptó el karma, la reencarnación, el cielo y el infierno de los hinduistas pero enseñó que solo son reales para aquellos que creen en su existencia. Todo en el budismo está dirigido a destruir la ilusión de que el hombre existe. La verdad no puede ser definida puesto que nada tiene una naturaleza fija; la verdad solo puede ser experimentada.

Al morir Buda el budismo se dividió en disciplinas —o escuelas— con diferentes creencias y prácticas disciplinarias. Entre ellas, las más conocidas son: el Theravada, el Mahayana, el Tibetano, el Zen y el Nichiren Shoshu.

Testigos de Jehová

Si hay una secta conocida —y reconocida— en el mundo, es la de los Testigos de Jehová, cuyo nombre modificaron recientemente a Testigos Cristianos de Jehová. Este grupo es heredero directo del millerismo, una secta norteamericana seudo mesiánica fundada por un campesino llamado William Miller. Este hombre fijó el 21 de marzo de 1843 como la fecha en la que el mundo sería destruido por el fuego que causaría un cometa. Así mismo, declaró que solo se salvarían los auténticos creyentes por medio de la segunda ascensión. Como sabemos, el mundo no fue destruido ni mucho menos. Miller recalculó sus cifras y aclaró que el Armagedon llegaría al año siguiente. Tampoco esta vez acertó y, abrumado, murió al cabo de poco tiempo de un ataque al corazón.

Más adelante, el millerismo cambió de nombre pasando a ser conocido como adventismo del séptimo día. De hecho, Charles Taze Rusell —fundador de los Testigos de Jehová— fue adventista por un tiempo, llegando a publicar un libro en colaboración con N. H. Barbour (otro conocido adventista de la época). Las diferencias de interpretación bíblica —sobre todo escatológicas— le llevaron a abandonar a los adventistas y un año más tarde (1879) fundó la organización que conocemos como Testigos de Jehová.

Rusell, con antecedentes presbiterianos y congregacionalistas, no era un dechado de virtudes: “Charles Taze Rusell era un hombre que tenía frecuentes altercados con la justicia, y que no siempre salió bien librado de ellos. Perjuró ante tribunales, y su esposa consiguió la sentencia de divorcio porque el juez del Tribunal Supremo de Ontario opinó que ninguna mujer de mediana sensibilidad podía vivir con un hombre tan egocéntrico y arrogante”.(10)

Haría falta todo un libro para empezar a desgranar la teología principal de esta organización. Todas las características propias de una secta se cumplen rigurosa y completamente en ellos. Rusell se apropió —igual que la iglesia católica y los adventistas— del monopolio de la representación directa de Dios en la tierra, tal y como encontramos anunciado en la revista The Watchtower (La Atalaya) del 1 de marzo de 1923: “Muchas veces otros le preguntan ¿quién es el esclavo fiel y discreto?, el hermano Rusell replicaba: 'Algunos dicen que soy yo; mientras que otros dicen que es la Sociedad'. Ambas declaraciones son correctas”(11) (Lc. 12:42). De esta forma, establecía un liderazgo mundial entre sus adeptos, pues al igual —de nuevo— que la iglesia católica y también los adventistas, afirmó que la salvación solo se encuentra en sus filas. Tal y como explica repetidamente una de sus más eficaces herramientas de adoctrinamiento (la revista antes mencionada): “Los cristianos verdaderos aprecian muchísimo el asociarse con la única organización en la tierra que entiende las cosas profundas de Dios”.(12) No es de extrañar, entonces, que Charles T. Rusell se atreviera a declarar en la misma revista que nadie podía entender la Biblia por sí sola si no era a través del estudio de los seis tomos suyos de estudios de las Escrituras. (13)

También se cumple en ellos la segunda característica sectaria, como demuestra el testimonio de multitud de personas que han sido expulsadas, o han dejado a esta organización por disentir con algún punto de vista doctrinal mantenido por los Testigos. Especialmente relevante es el libro del pastor evangélico —ya con el Señor— Orellano Pérez, antiguo precursor especial y anciano de esta secta, que fue llevado al entendimiento de la verdad por la lectura de la Biblia y la ayuda del Espíritu Santo (ver Bibliografía), siendo considerado apóstata por la organización. Este libro también es una inestimable fuente de documentos antiguos de la secta donde se comprueba una y otra vez como han cambiado sus enseñanzas sin ningún pudor.

Los Testigos de Jehová son explotados económica y laboralmente, lo cual es una inmensa fuente de ingresos —libre de impuestos— que el cuerpo dirigente administra y disfruta libremente. Tienen la obligación de distribuir —vender— la literatura que se les proporciona regularmente y deben invertir un cierto número de horas semanales. Deben entregar un informe semanal de las horas que invierten en dicha actividad y en la presentación —casa por casa— de sus doctrinas. Además, tienen la obligación de diezmar literalmente sin excusa alguna.

Y por supuesto, presentan otro camino al cielo diferente a la segunda persona de la Trinidad, diferente a la salvación por fe en su obra sola y diferente al testimonio de toda la Escritura.

Los Testigos de Jehová han profetizado el fin del mundo en cuatro ocasiones (1914, 1918, 1935, 1975). La decepción que causó la primera vez casi destruye la organización. Rusell afirmó entonces que Jesús había entrado a reinar en el cielo y vino a la tierra invisiblemente; volvió a calcular las cifras —al igual que Miller— y declaró que la fecha correcta del fin del mundo era 1918. También añadió que Abraham, Isaac y Jacob resucitarían para gobernar con ellos, de hecho, hizo construir una mansión para su alojamiento de la que existen pruebas fotográficas. Rusell murió en 1916 y se evitó un nuevo bochorno. ¿Cómo es que el único mayordomo fiel y prudente —con línea directa con Dios— pudo equivocarse de tal manera? La respuesta es obvia, Dios no le había revelado nada (Ez. 13:6), pues el día y la hora de la segunda venida de Jesús es desconocida (Mt. 24:42).

Otras de las doctrinas gravemente equivocadas que enseñan los Testigos de Jehová son: negar la divinidad e igualdad de Jesucristo con el Padre; no creer en la Trinidad, negar que el Espíritu Santo sea Dios (lo llaman fuerza activa); creer en la aniquilación —destrucción— de todos los que no serán salvos (para ellos no existe el infierno); creer en un milenio literal y que solo 144.000 creyentes irán al cielo (el resto habitarán la tierra), y enseñar una salvación por obras y por obediencia ciega a sus directrices.

El segundo presidente de la Sociedad del Nuevo Mundo o Sociedad de la Atalaya (como también les gusta llamarse a los Testigos) fue el juez Joseph Franklin Rutherford, quien dirigió con mano férrea la organización y la recompuso después del grave golpe moral que supuso que Cristo no apareciese en la tierra ni en 1914, ni en 1918. El tercer presidente de los Testigos fue Natan Homer Knorr. A este hombre se le debe el dudoso honor de haber dirigido la infame Traducción al Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras (la única Biblia que usan). Esta llamada Biblia es una completa mutilación, distorsión y manipulación de los textos bíblicos. En su prefacio aseguran que cuando deban introducir alguna palabra aclaratoria no recogida en los idiomas originales, lo harán usando corchetes (cosa que rara vez hacen). Famoso es el ejemplo de Juan 1: 1; donde añaden un al texto bíblico: “... y el verbo era un Dios” sin especificar que es una interpolación y que el idioma griego no permite traducirlo así. Allí donde la Biblia claramente contrariaba las enseñanzas de los Testigos de Jehová, éstos sacaron goma de borrar, tijera y pegamento. Tampoco aclaran que la versión española no está traducida de los originales, sino de la traducción inglesa. “Aunque la Sociedad Watchtower ha mantenido un celoso silencio, lo que no resulta extraño, sobre la identidad de los autores de la Versión, Raymond Franz en su libro Crisis of Conscience ha revelado la identidad de los mismos, así como el hecho de que ninguno conocía las lenguas bíblicas originales”.(14) A pesar de todos sus esfuerzos, aún hay suficiente luz en su biblia para encontrar la verdad. Cristo es el centro de la revelación bíblica y, por tanto, es imposible anularlo con simples manipulaciones. Cualquier cristiano verdadero que conozca un poco el Antiguo Testamento puede encontrar multitud de pasajes acerca de Yahveh que son atribuidos a Cristo en el Nuevo Testamento. Es incluso notorio un versículo en Apocalipsis que ha escapado a su mirada inquisitorial: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (vv. 7-8). ¿A quién traspasaron? ¡A Jesús! (v. 5). Pero, ¿el Alfa y la Omega no es Yahveh? ¿Cómo es posible que Jesús reciba estos títulos y honores? La única respuesta posible es la que muestra todo el testimonio evangélico, ¡Jesucristo es Dios mismo, la segunda persona de la Trinidad!

Adventismo

Hemos mencionado en el apartado anterior el origen común que tanto los adventistas como los Testigos comparten. Por este motivo, una gran parte de la enseñanza de ambos es prácticamente idéntica. El personaje central en la historia del adventismo es Ellen G. White., ella es responsable de su armazón teológico y posterior desarrollo.

A pesar de que algunas doctrinas adventistas tienen una gran similitud con la enseñanza evangélica, hay varios puntos diametralmente opuestos a las Escrituras (consultar el artículo de César Vidal Manzanares(15). Es cierto que los seguidores del adventismo han intentado por todos los medios ser reconocidos al mismo nivel que los evangélicos y, para ello, se han retractado de algunas de sus doctrinas (como que la salvación solo se encuentra en la única iglesia verdadera; la suya). Han llegado a afirmar, por ejemplo, que reconocen la Biblia como la Palabra de Dios; pero nunca han condenado públicamente los escritos y errores de su seudo profetisa Ellen G. White.

¿Qué enseñó esta señora? ¿Cuáles fueron sus afirmaciones? Por su calidad y capacidad de síntesis, recogemos aquí parte de otro artículo de César Vidal Manzanares: “[...] el movimiento quedó en manos de una visionaria llamada Ellen G. White, que fue introduciendo nuevas doctrinas (la negación del infierno y de la inmortalidad del alma, el establecimiento de una dieta pseudo levítica, la creencia en que Cristo era la reencarnación del arcángel Miguel, la afirmación de que los pecados de toda la humanidad habían sido descargados sobre el diablo, la insistencia en que el domingo era la marca de la bestia descrita en el Apocalipsis y, por lo tanto, había que guardar el sábado, la doctrina de que la Iglesia católica es la gran ramera y las iglesia protestantes son las hijas de esa prostituta, etc.) que, junto con el papel central de 1844, se convirtieron en el entramado doctrinal de la secta.

Ellen G. White tuvo también veleidades proféticas y así profetizó que nunca se edificaría en Jerusalén (la actual capital del estado de Israel) o que Gran Bretaña lucharía como beligerante contra el Norte durante la guerra de Secesión y Estados Unidos sería 'humillado hasta el polvo'. Sin embargo, como era de esperar, su mayor énfasis giró en torno a vaticinar vez tras vez la fecha de la segunda venida de Cristo. Los ejemplos son numerosísimos. Baste decir que Ellen G. White profetizó que Jesús volvería dentro de la década de los cincuenta del S. XIX, que la guerra civil americana era una clara señal de que la venida de Cristo estaba cerca, que Cristo regresaría antes de que la esclavitud fuera abolida en Estados Unidos, que ella estaría viva cuando tuviera lugar la Segunda venida de Cristo, o que los adventistas vivos en 1856 aún los estarían cuando Cristo regresara. No hace falta decir que ni uno solo de estos vaticinios se cumplió y ello pese a que Ellen G. White enseñó que en una visión escuchó 'el día y la hora de la venida de Jesús', o a que profirió afirmaciones tan tajantes como la de que Cristo no escucha las oraciones de los que no son adventistas, o la de que la gente debía abandonar las iglesias que no eran adventistas y unirse al adventismo si deseaban salvarse.

Dado que el adventismo sostenía —y sostiene— que Ellen G. White recibía sus revelaciones de Dios, que no era meramente una intérprete de las Escrituras y que sus escritos están tan inspirados por el Espíritu Santo como la Biblia, los aspectos que hemos señalado tienen una enorme importancia y constituyen en buena medida uno de los talones de Aquiles del adventismo (otro de ellos es el carácter de plagiaria de Ellen G. White) [...] se han orillado algunas doctrinas de Ellen G. White, especialmente escandalosas como la de que algunas razas humanas son fruto del mestizaje entre hombres y bestias, que se necesitan siete días para entrar en el cielo, o que Ellen G. White vio a Enoc en el planeta Júpiter”.(16)

Mormonismo

Si prestas atención verás, de vez en cuando, por las calles de cualquier ciudad española a dos jóvenes —normalmente rubios— vestidos con pantalón negro, camisa blanca y unas placas identificativas en la parte izquierda de su pecho que dicen elder (anciano) y sus nombres. Son mormones haciendo su servicio misionero obligatorio.

El fundador de La Iglesia Cristiana de los Santos del Último Día fue Joseph Smith. Joe — como le gustaba que le llamaran— nació en 1805 en Sharon, Vermont. Según él, en 1823 el ángel Moroni le reveló dónde estaban enterradas las planchas de oro que contenían la historia de la antigua América. “Se nos dice que las planchas estuvieron escondidas en la tierra desde el año 420 de nuestra era hasta el 22 de septiembre de 1823, fecha en que 'Joe Smith' las descubrió en 'Hill Cumorah'; a pesar de eso, el Libro del Mormón, que es una traducción fidedigna de las citadas planchas, contiene extensas citas bíblicas de la versión King James ¡versión que se hizo en 1611! Según la traducción, las planchas contienen frases de estilo moderno e ideas que en modo alguno podían ser conocidas por su supuesto autor, en el año 420”.(17)

Joseph Smith fue un hombre acusado de gran inmoralidad, del delito de falsificación, encubrimiento de criminales fugitivos y de otros delitos más. Siendo Joe deportado de Missouri por orden del gobernador, llegó a Illinois donde acabó encarcelado. Allí una turba asaltó la cárcel y mató a tiros tanto a él como a su hermano Hyrum. Este hecho hizo de Smith un mártir y avivó la causa mormona.

Brigham Young, de fuerte personalidad y determinación, se convirtió en el segundo líder de la mayoría de los mormones. Tomó a miles de prosélitos y los llevó en peregrinación —con grandes y sufrimientos y penalidades— hasta un territorio mexicano por entonces despoblado: Utah. Cuando llegó a Salt Lake declaró que el Señor le había revelado que aquel era el lugar donde podría vivir libre del acoso de los gentiles americanos.

Young tuvo más de cuarenta esposas y gobernó con mano de hierro la colonia hasta que en 1849 México perdió Utah a manos del ejército norteamericano. Después de un interminable tira y afloja, Young tuvo que compartir su poder con un gobernador propuesto por Washington. Aún así, retuvo su autoridad como Primer Presidente de la iglesia, asistido por doce apóstoles.

Es importante notar que los mormones han querido lavar su imagen y hoy en día niegan el uso de la poligamia; de igual manera que dicen creer en la Biblia y presentan una enseñanza que aparentemente es trinitaria. Nada más lejos de la verdad; existe un mormonismo secreto —donde se admite la poligamia— practicada solo por la cúpula dirigente de la que ni siquiera la mayoría de los mormones tienen conocimiento. En teoría, colocan la Biblia a la misma altura que sus dos libros angulares: El Libro de Mormón y La Perla de Gran Precio, pero en la práctica la Biblia es mucho menos importante que estos libros. En cuanto a la creencia en la Trinidad, debemos aclarar que para ellos el Dios Padre y el Dios Hijo son Dioses diferentes, provistos de esposas, y el propio Dios de los mormones ¡empezó su existencia como hombre!

Los mormones son una secta politeísta (creen en diferentes dioses) que enseña el bautismo por los difuntos. Esto es debido a la enseñanza de que los espíritus de los que han fallecido no pueden entrar en el reino celestial hasta que un mormón se bautice en el lugar de ellos. Por eso buscan sus árboles genealógicos con tanto empeño, por eso, y porque si entran en la vida eterna estarán casados, engendrarán hijos y se convertirán en dioses acompañados de todo ese séquito. También afirman que hay tres reinos de gloria. “El inferior es el telestial, el del medio es el terrestial, y el más elevado es el celestial. El reino celestial se divide a su vez en tres cielos. Todos los que entran en uno de estos grados de gloria son salvos, pero solo aquellos que entran en el más alto cielo del reino celestial obtienen la vida eterna”.(18)

Los siguientes ejemplos son algunas de las muchas —y estrafalarias— enseñanzas que abarca esta secta: la supremacía de Joseph Smith sobre Jesús y los apóstoles, la sangre de Cristo no tiene validez para salvar todos los pecados, el universalismo (que todos serán salvos), la Iglesia y el sacerdocio desapareció de la tierra y han sido instaurados en esta nueva dispensación por el profeta Smith, la salvación por obras, la negación completa de la justificación solo por la fe, y los ya mencionados: el politeísmo, el bautismo por los muertos y la poligamia. Según su doctrina, Jesús tuvo varias esposas: “Jesucristo fue polígamo; Marta y María, las hermanas de Lázaro, eran sus esposas, amén de María Magdalena, que era otra. Asimismo, el festín nupcial de las bodas de Caná, donde Jesús convirtió el agua en vino, tenía lugar con ocasión de sus propios esponsales”.(19)

Nueva Era

Dentro del mundo de las sectas la Nueva Era merece mención aparte. Este movimiento nació en los años 70 y debe su nombre al término inglés New Age Movement (parece ser que la primera persona en utilizarlo fue Alice Bailey, la alumna aventajada de madame Blavatsky, una médium espiritista nacida en 1831). La Nueva Era basa su concepto en los signos zodiacales y en la posición del sol respecto a las constelaciones. Citando al profesor Héctor Detrés. “Lo que quiere decir la Nueva Era con esta idea zodiacal es que vamos en un progreso espiritual y hacia la verdadera luz como nunca antes en la historia humana. Los siglos pasados estaban cargados de oscuridad espiritual pero la Nueva Era nos trae la era de Acuario, último período donde la belleza de la luz brillará como nunca lo ha hecho en el pasado”.(20) En realidad, tal y como veremos, las raíces de este movimiento están profundamente asentadas en el ocultismo.

Es verdaderamente complicado definir algo tan camaleónico como la Nueva Era. Sus propios seguidores se jactan de no tener un dogma establecido y de escoger lo mejor de cada religión, filosofía y tradiciones espirituales. A pesar de su ambigüedad, podemos encontrar una serie de características comunes en este movimiento.

1. El reconocimiento de una dimensión espiritual en el ser humano

Filosofías y pensamientos como el marxismo, el existencialismo o el ateísmo, niegan la realidad espiritual en el hombre. La Nueva Era acepta y defiende que somos más que carne y hueso, pero va más allá y asegura que somos dioses dormidos o que todo es Dios. Nos dicen que existen guías, potencias espirituales y seres ascendidos que quieren y pueden ayudarnos. Esto los lleva a una serie de prácticas comos son: la canalización (sesiones en las que un médium —canal— se comunica con un supuesto espíritu); las técnicas de origen oriental (Yoga, Zen, Tai-Chi, Meditación Trascendental, Método Silva y la mayoría de las artes marciales); el contacto con OVNIS y extraterrestres (Fundación Urantia, La Sociedad Aetherius, Los Maestros Ascendidos, etc.); la magia (brujería, ocultismo, curanderismo, espiritismo, adivinación, santería, vudú, etc.); y el uso de objetos como medios de poder (velas, amuletos, sortijas, anillos, collares, runas, cristales, piedras, piezas rituales, etc.).

2. El ser humano como Dios

Algunos de los seguidores de la Nueva Era son panteístas y nos dicen que todo el cosmos —incluidos nosotros— es Dios, otros prefieren considerarnos como dioses dormidos que deben alcanzar cierto conocimiento para despertar, y algunos se inclinan por el culto a la diosa madre (Gaia). Como escribió Shirley MacLaine: “[...] cada individuo es su mejor maestro, y que no se debe adorar a ningún otro ídolo o imagen falsa porque el Dios al que estamos buscando está dentro de uno mismo, no fuera [...] El Reino de los cielos está dentro de ti. Conócete y esta verdad te hará libre; sé fiel a tu propio yo; conocerse a uno mismo es conocerlo todo; conoce que tú eres Dios; conoce que eres el universo”.(21)

3. Un Cristo diferente al de las Escrituras

Usando una frase de Doug Groothuis; “Aunque a Jesús se le respeta, no se le adora”.(22) La influencia del Señor Jesucristo en la Historia es inmensa, demasiado grande para poderla ignorar. Los seguidores de la Nueva Era lo valoran como maestro, guía o ser altamente evolucionado, pero nunca como el Dios verdadero. “La Nueva Era valora mucho a Jesús como un ser espiritualmente sintonizado o desarrollado, que constituye un ejemplo para el desarrollo evolutivo. Se hace referencia a Jesús con diversos términos y títulos positivos, entre los que se encuentran Maestro, Gurú, Yogui, Adepto, Avatar, Shamán Y Guía del Camino. Se le valora junto a otros líderes religiosos como Buda, Krishna y Lao Tsé.”(22) Como vemos, es muy normal incluir a Jesús dentro de sus creencias, pero es un Jesús desfigurado y desprovisto de la autoridad divina y del elemento de juicio. Debido a ello, y en un intento de ignorar su cruz y la denuncia del pecado, nos presentan diferentes versiones de él: Jesús el templario (que no murió en la cruz, sino que se casó con María Magdalena y huyó a Francia donde originó la dinastía de los reyes Capetos); Jesús el orientalista (que tampoco murió en la cruz, sino que viajó por los países orientales y aprendió buena parte de sus conocimientos); o Jesús el extraterrestre (un ser de otro planeta que vino a enseñarnos normas morales, popularizado por las novelas de J.J. Benitez). Mucho daño y confusión ha aportado también la novela de Dan Brown El código Da Vinci. El profesor Héctor Detrés acierta en medio de la diana cuando dice que: “La nueva Era le tiene terror a Jesús y a su resurrección, pero ¿por qué razón? Porque la resurrección de Cristo destruye su teoría de la reencarnación, ambas son incompatibles la una con la otra.”(23)

4. Las autoridades de la Nueva Era

La Nueva Era cuenta con sus propios profetas actuales, pero reconoce y respeta presuntos maestros de otras épocas. Algunos de los más conocidos son:

Nostradamus (1503–1566). Nació en Francia y dijo ser católico, médico, astrólogo, alquimista, ocultista y mago. Escribió Las verdaderas centurias astrológicas y profecías.

Sant Germain (1707–1784). Afirmó ser conde y poseer el secreto de la inmortalidad. Recorrió Europa engañando y aprovechándose de los más incautos.

Madame Blavatsky (1831–1891). Declaraba haber estado en el Tíbet donde recibió sus conocimientos. Ejerció como médium espiritista y fundó la Sociedad Teosófica junto con el Coronel Henry S. Olcott.

Alice Bailey (1880–1949). La alumna aventajada de Madame Blavatsky. Recibía sus revelaciones en trance mediante el uso de la escritura automática. Creía que el ocultismo traería una nueva era a la humanidad.

Aleister Crowley (1875–1947). Está considerado una de las máximas autoridades de la Nueva Era. Lo que muchos ignoran es su conexión con el satanismo; le gustaba que le llamaran 666, la Bestia y Baphomet.

Shirley MacLaine (1934–?). Famosa actriz, ganadora de un premio Oscar, cinco Globos de Oro y dos Bafta. Si hay alguien que haya promocionado y representado los valores de la Nueva Era, esta es Shirley MacLaine. Sus libros, conferencias y apariciones en la Televisión han ayudado en gran manera para que este movimiento esté de moda y sea socialmente aceptado. “De hecho, Shirley MacLaine ha pasado de ser bailarina a actriz, luego a viajera del mundo y luego a consejera de la Nueva Era, una especie de gurú pop de los años ochenta. La revista Time, en un reportaje sobre Shirley MacLaine y el movimiento de la Nueva Era, la llamó ‘el acelerado gurú reinante en la Nueva Era’. Y Jon Klimo, psicólogo y estudiante de la canalización, dice: ‘Los críticos y los fans están de acuerdo en que MacLaine ha hecho más que cualquier otra persona sola en la actualidad para preparar el terreno para que las personas crean y participen en cosas que antes evitaban por temor a ser consideradas extravagantes’. La propia MacLaine afirma estar en lo que ella llama 'la vanguardia de este movimiento'”.(24)

5. El redescubrimiento de religiones y prácticas paganas

Los practicantes de este movimiento sienten predilección por antiguas religiones paganas como, por ejemplo: la egipcia, las indoamericanas, la vikinga y la celta. Y también por prácticas paganas como son: el tarot (adivinación mediante lectura de cartas), la quiromancia (adivinación mediante lectura de manos), la cristalomancia (adivinación mediante cristales o bolas), la aritmomancia (adivinación mediante el valor numérico de las letras), la radiestesia (adivinación mediante péndulos), la rabdomancia (adivinación mediante varitas), la lectura de runas y, como ya hemos mencionado, el uso de todo tipo de artículos mágicos.

6. La reencarnación

La Nueva Era ha desprovisto a la reencarnación del elemento negativo propio de las religiones orientales: la posibilidad de descender a un estado inferior. La reencarnación en sí es sumamente peligrosa. En ella no hay culpables, ni pecado, ni un Dios al que dar cuentas, ni mucho menos la urgencia de una sola vida que vivir y después el juicio (He. 9:27).

7. La influencia social de la Nueva Era

La música. Ciertas disciplinas —como la pintura o la escultura— exigen de nosotros algún tipo de conocimiento para poder apreciarlas; no siempre ocurre lo mismo con la música. Simplemente escucharla produce en nosotros emociones de las que a veces no somos dueños. La música de este movimiento es suave, pensada para relajar el cuerpo y la mente. Suele incluir sonidos de lluvia, naturaleza, campanas, arpas, animales y sintetizadores digitales. Alan Parson fue uno de sus percusores; tiene un disco titulado Eva con una canción dedicada a Lucifer. Enigma también aportó su parte con una música artísticamente muy lograda; algunos de sus temas incluyen jóvenes que se entregan a una fuerza diabólica y la voz de una serpiente que contiene un conjuro. Y por todos es conocido la gran cantidad de grupos de Pop-Rock que muestran una clara conexión con el ocultismo y el satanismo.

El cine. En La guerra de las galaxias se nos muestra un poder espiritual llamado la fuerza. En la famosa Ghost un hombre muerto contacta con su mujer a través de una médium y, finalmente, va hacia una bella y pacífica luz blanca. En Matrix un joven llamado el elegido encuentra poder dentro de sí mismo para salvar el mundo. En la taquillera saga de Harry Potter vemos una clara apología de la hechicería, la brujería, el ocultismo y el contacto con los muertos. Por medio de una presentación atractiva somos llevados a aceptar estas prácticas como algo inofensivo e incluso deseable. En Walt Disney también encontramos una fuerte influencia de la Nueva Era. Por ejemplo, en el Rey León cantan: “El ciclo, el ciclo sin fin. El ciclo sin fin que lo envuelve todo y aunque estemos solos debemos buscar y así encontrar nuestro gran regalo. Es el ciclo, el ciclo sin fin”. En Mulán tenemos los espíritus de los antepasados que ahora son dioses y nos observan; y así, un largo etcétera.

La Televisión. Programas como Cuarto Milenio o Más allá de la vida, la consulta con magos, médiums, adivinos, echadores de cartas, instrucciones para realizar amuletos y hechizos, etc. Todo esto contribuye a darle una apariencia de normalidad a algo que no lo es en absoluto.

Los libros. La enorme cantidad de literatura e información disponible, tanto en Internet como en librerías, supermercados, etc.

Los juegos. La Guija (cuyo uso no tiene nada de inocente), juegos de rol y video juegos (lucha entre el caos y el orden; hechiceros, magos, demonios, devoradores de almas, no muertos, etc.).

La alimentación. En muchos casos, el vegetarianismo es una influencia directa del pensamiento de este movimiento (los animales son seres menos evolucionados que nosotros pero de igual valor). Obviamente, como creyentes debemos preocuparnos por cosas como el medio ambiente, las especies en peligro, el ozono, las energías alternativas, etc. Pero la naturaleza no es Dios, ni los animales son nuestros compañeros menos evolucionados (Gn. 1:28-30).

La medicina. La Nueva Era se ha introducido en el mundo de la medicina por medio de la llamada medicina holística. Sus bases no son científicas, sino orientales y enfatizan que nuestra mente, cuerpo y espíritu están conectados con energías y poderes. Algunas de sus prácticas más conocidas son: la acupuntura, la homeopatía, la hipnosis, la metafísica, el yoga, la Meditación Trascendental, etc.

El tema de las religiones y sectas es un asunto demasiado amplio como para abarcarlo profundamente en estas páginas. Hemos intentado mencionar las más conocidas, pero animamos al lector a profundizar en el estudio de las mismas. Nosotros, como creyentes, tenemos un mensaje claro que compartir; conocemos la verdad y es nuestra responsabilidad saber presentarla (1 P. 3:15). Es posible que nunca seas un experto en estos temas, pero sí deberías ser un experto en conocer tu Biblia y al Señor Jesucristo. Cuanto más conozcas la verdad, más fácilmente reconocerás el error. Tal vez no sepas rebatir todo lo que un seguidor de una secta o de una falsa religión pueda decirte, pero sí deberías ser capaz —con tu propio lenguaje y personalidad— de presentar a Jesucristo, su vida, milagros, muerte y resurrección como la única verdad (Jn. 14:6).

Cuando estés delante de unos de estos prosélitos, intenta no ridiculizar sus creencias. Háblale con respeto y amor. Ora mientras hablas o escuchas. Pide que te expliquen qué quieren decir con ciertos términos (las palabras: salvación, Jesús, cielo o infierno no significan lo mismo para todo el mundo). Sé paciente, ellos no van a aprender en un rato lo que tú has aprendido en años. Y sobre todo, no busques ganar una discusión, busca ganar un alma. Plantéale alguna pregunta que le haga pensar, déjale con una duda en su mente y despídete de forma que podáis —si Dios lo permite— volver a hablar otro día.

A continuación, facilitamos una lista por orden alfabético —que no pretende ser exhaustiva— de seudo religiones y sectas. Es fácil encontrar información acerca de ellas. Dedícale algo de tiempo a familiarizarte con sus doctrinas y costumbres. Tal vez mañana Dios ponga a tu alcance un alma perdida y atrapada en una de estas redes de Satanás.

Lista de sectas y falsas religiones

Agora, Alfa-Omega, Bahaísmo, Ceis, Ciencia Cristiana, Cienciología (Dianética), Comunidad del Arco Iris, Davidianos, Edelweis, Francmasonería, Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, Gnosis, Gran Fraternidad Universal, Hare Krisna, Kabbala, Masonería, Meditación Trascendental, Misión de la Luz Divina, Moon, Niños de Dios, Nueva Acrópolis, Otto Muehl, Palmar de Troya, Raschimura, Raelianos, Rajneismo, Rosacruz, Tantrismo, Teosofía y Zoroastrismo.

“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6:68).

BIBLIOGRAFÍA

1. http://lema.rae.es/drae/?val=secta (18-07-2013).

2. Ramón Vallés Casamayor, El cáncer del año 2000. Las sectas, p. 47, Clie, Viladecavalls, 1989.

3. http://es.wikipedia.org/wiki/Religion (18-07-2013).

4. Philip Lochhaas y Kieth A. Gerberding, Respondiendo al Islam, las religiones orientales y la Meditación Trascendental, p. 13, Editorial Concordia, Saint Louis (Missouri), 2002.

5. Íbid, p. 14.

6. Íbid, p. 19.

7. Íbid, p. 54.

8. Íbid, p. 53.

9. Íbid, p. 74.

10. J. K. Van Baalen y Alberto F. Roldán, El caos de las sectas, p. 247, Libros Desafío, Grand Rapids (Michigan), 2006.

11. Orellano Pérez Buitrago, Y Cristo me libertó, p. 73, Ed. Peregrino, Moral de Calatrava (Ciudad Real), 2005.

12. Íbid, p. 79.

13. Ramón Vallés Casamayor, El cáncer del año 2000. Las sectas, p. 157, Clie, Terrassa, (Barcelona), 1989.

14. César Vidal Manzanares, Nuevo diccionario de sectas y ocultismo, p. 186-187, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra), 1998.

15. http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/1145/Los-adventistas-no-son-evangelicos (18-07-2013).

16. http://www.iglesia.net/index.php/estudios-biblicos/imprimir/el-fundamentalismo-sectario/ (18-07-2013).

17. J. K. Van Baalen y Alberto F. Roldán, El caos de las sectas, p. 181-182, Libros Desafío, Grand Rapids (Michigan), 2006.

18. César Vidal Manzanares, Cómo presentar el evangelio a los mormones, p. 40-41, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso (Texas), 1997.

19. J. K. Van Baalen y Alberto F. Roldán, El caos de las sectas, p. 214, Libros Desafío, Grand Rapids (Michigan), 2006.

20. Prof. Héctor Detrés C., Nueva Era “Los últimos avances”, p. 46, Editorial Clie, Terrassa (Barcelona), 1999.

21.La Nueva Era “Una perspectiva cristiana”: Shirley MacLaine y el movimiento Nueva Era, p. 16, 19, Andamio, IV – 1997.

22. La Nueva Era “Una perspectiva cristiana”: El Jesús de la Nueva Era, p. 46, Andamio, (Barcelona), IV – 1997. 

22. Íbid, p. 46.

23. Prof. Héctor Detrés C., Nueva Era “Los últimos avances”, p. 72, Editorial Clie, Terrassa (Barcelona), 1999.

24. La Nueva Era “Una perspectiva cristiana”: Shirley MacLaine y el movimiento Nueva Era, p. 9, Andamio, IV – 1997.

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