Gen 2 25“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”

Al volver a leer la historia de la creación, y no puedo contar las muchas veces que lo habré hecho, me vuelvo a sorprender y a hacerme las mismas preguntas…

¡Cuanta presión de todas partes para negar la realidad histórica y científica de estos primeros capítulos de la Escritura!

¿Por qué has hecho, Señor, las cosas de esta manera y por qué nos las revelaste de esta forma? No quiero negar las teorías científicas, los argumentos evolucionistas, no quiero cerrar mi sentido común y razonamiento a las posibles evidencias de todas las posturas, y sobre todo quiero ser humilde ante todas las sinceras interpretaciones cristianas que se hacen.

Lo que saco ahora en claro y soy firme en ello es que Adán y Eva son dos personas concretas, reales y necesarias (Rom. 5:18) (2 Cor. 11:3) (1 Tim. 2:13), que estaban desnudas de toda cosa externa y que no tenían vergüenza ante Dios y la creación, porque no había nada que esconder.

¡Cuánto trabajo y ayuda del Espíritu para alcanzar ese estado! ¡Ayúdame, Señor, a encontrar aquí y ahora esa pureza de mente y alma!

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