Gen 29Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril.

Son extraños para nosotros hoy estos acontecimientos de oriente de hace varios miles de años. No quiero juzgarlos, pero sí me maravillas tú en medio de ello y me da paz saber que tú no cambias, que sigues siendo el mismo.

Lea, la de ojos delicados (Gen, 29:17), quizá algún defecto o quizá lo único hermoso destacable, fue forzada al matrimonio por un padre astuto y manipulador, con un hombre torpe en su conducta que no la amaba sino que amaba a su hermana menor y que era menospreciada. Pero tú eres un Dios que ve, que está atento a todo lo que acontece en este mundo tan dañado por el pecado y tan injusto en sus actos. Pero además, no solo ves y juzgas sino que a veces actúas con gran misericordia y bendices.

Seis hijos y una hija le diste a Lea y en cada uno de ellos reconoció tu mano.

¿Por qué me cuesta tanto ver que mejor es tu amor que el de mil amantes? ¿Por qué no confío más en lo que tú ves? Pues tú ves lo que otros no. Mejor siempre tu gracia y misericordia que los reconocimientos y favores de los hombres.

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