Num 32Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca.

¿No fue mi conversión como un voto, una promesa, un pacto? Fue como decir que ya era yo en Cristo, tuyo y tú mi Dios (2 Cor.6:16) (Heb. 8:10) (Ap. 21:7). Sé que esta relación ya no se puede romper porque tú eres fiel y no eres hombre para arrepentirte (23:19), pero ¿y yo? ¡Me siento a veces tan débil, tan mudable!

Me mandas en tu palabra que mi sí sea siempre un sí, y mi no sea un no (Sant.5:12), pero veo en mi vida tantas promesas rotas que me asusto. ¿Cómo te sentirás ante tantos engaños, ante la ligereza de mi boca?

Quisiera en este momento jurarte que nunca más haré votos que no cumpla… y este ya sería uno de ellos.

En su lugar Señor, quiero pedirte que me ayudes a pensar y medir mis votos, mis síes y mis noes. No quiero prometerte que seré mejor, que cambiaré… si no que quiero ponerme en tus manos para que me moldees de tal manera que mi voluntad llegue a ser la tuya.

No quiero inclinarme al otro lado y no hacerte ningún voto para no pecar, haciendo de ello un pecado.

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