Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma;
Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.
De toda esta porción de tu palabra, señalo Señor en mi Biblia estos versículos para hacerlos míos en este día como mi principal propósito.
Ayúdame Señor a temerte, obedecerte, amarte y servirte con todo el corazón y alma, pues son muchas las ocupaciones y entretenimientos que pueden desviar mi atención de lo que es primero en mi vida, y en este día en particular ¿qué es lo que tú pides Señor? (v.12)
Ayúdame, Señor, también a circuncidar mi corazón (v.16), a quitar de él todo lo que estorba, lo que es inútil carga en mi relación contigo (Rom.2:28s) (Col. 2:11). Sé que esto es obra tuya (30:6), por tu Espíritu, pero también mi responsabilidad.
Ayúdame por último a alabarte (v.21), por quién eres y por lo que haces. Quiero recordar de tal manera las grandes obras que has hecho en mi vida que sea movido a gozarme y a cantarte, a servirte y a proclamarte.
No quiero quedarme solo en sentimientos, propósitos y buenas intenciones, sino en hechos, obediencia, vida transformada y alabanza.