Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
La actitud de Herodes me hace pensar en lo oscuro y malvado que puede llegar a ser el corazón en sus razones o intenciones. Cuando se entera del nacimiento de Jesús, el rey de los judíos, quiere saber y manda a sus sabios a indagar en las Escrituras, porque no niega la Palabra de Dios, e incluso se interesa por los detalles sobre el anuncio y lugar de los sabios que le anteceden (v.7), pero su intención era matarle, quitar de en medio a un posible adversario (v.16ss), con el falso deseo de adorarle (v.8), igual que el beso traidor de Judas.
Señor, te doy gracias por esta hambre que me has dado por tu palabra, por este deseo profundo por escudriñar y aprender más y más sobre tu Hijo. No permitas que albergue ningún deseo malvado, encontrar excusas a mi pecado, desvirtuar la persona y obra de tu Hijo. No dejes que el conocimiento y experiencia de tu palabra me lleve a alguna modalidad de vanagloria. Quiero, Padre, que este estudio y meditación diario de tu palabra me lleve a adorar más y de corazón a tu Hijo.