MATEO7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Quiero aferrarme en esta mañana a este versículo y su contexto (v.7-12) con todas mis fuerzas ¡Necesito tanto oír de tus labios, Señor, estas palabras!

Hay en ellas un mandato y una promesa, que unidos hacen fortalecer más mi ánimo.

Me mandas que pida, que busque y que llame. La oración no es una opción o una posibilidad en mi vida cristiana, sino un deber, una orden. Solo porque tu palabra me dice que lo haga yo debería de hacerlo, pero es que tú me mandas orar, porque sabes que lo necesito… y entonces ¿Por qué me cuesta tanto? Mi carne débil me impulsa a estar quieto, esperar a ver qué ocurre, a lamentarme porque nada ocurre y a demandar en otros lugares a que ocurra… pero tu Espíritu (y tu palabra) me dice que te pida, que busque en ti, que llame a tu puerta.

Y es que además me aseguras que siempre me darás, hallaré y me abrirás. ¿Cómo es que soy tan necio como para no abusar de la oración para no aprovecharme más de tus promesas, para no orar más cada día? No me dejes que aparque los problemas o necesidades y ayúdame a venir a ti.

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