Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
No sé si Mateo al decirnos que Jesús “estaba allí solo” nos quiere indicar un deseo buscado y apreciado por ti, o era una realidad dentro de las características de una gente como nosotros.
Yo en ocasiones quiero y busco estar solo quedarme aparte contigo o conmigo mismo. Otras veces sin quererlo y sin buscarlo me siento solo, incomprendido.
La multitud, con sus cargas, sus necesidades, cansan, pero hay que buscarla y atenderla y no podemos, no debo quedarme mucho tiempo apartado del “mundanal ruido” que decía fray Luis de León.
Tampoco debe sorprenderme que la gente no quiera seguirme o compartir mi trabajo todo el tiempo, pues después de todo yo soy complicado y contradictorio, no como tú, y no fácil de entender. Es lógico que me quede solo de vez en cuando.
Aun así, sea por lo que sea, es una buena oportunidad para orar, para intimar contigo.
Sí, puede ser que seas tú el que me fuerces y me lleves a lugares y tiempos desérticos para hablar contigo.