Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Lo que me está diciendo tu palabra aquí es que mi alma vale más que todo el mundo junto, no el alma como idea o el alma del ser humano en su totalidad.
Tenemos que aprender, yo tengo también que aprender a valorar mi alma, a darle un valor y un cuidado más alto que al mundo entero, entre otras cosas entiendo que es porque el mundo, tal como lo conozco y con todas sus riquezas, un día perecerá, pero mi alma permanecerá. Además de eso, es verdad que mi ser es imagen tuya y todo lo que refleja debe ser honrado.
Pero también dice tu palabra que mi alma necesita ser rescatada, liberada y para ello hay que pagar un rescate. El pecado, mi naturaleza caída, me trajeron a un estado deplorable y yo no pude hacer nada ¿Qué podía hacer yo, qué podía tener que fuera válido como ofrenda ante tu presencia?
¡Bendito el día en el que pude ver que mi impotencia me llevó al clamor por socorro y tú me oíste y pagaste con tu hijo y me hiciste libre!