He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo. Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.
Si importante es el nombre de Jesús, Cristo (1:1; 21) ¡Cuánto más el de Emanuel! El Ungido, Yhwh salvador, Dios entre nosotros.
Estoy maravillado en todo lo referente al nacimiento de tu Hijo, Padre y maravillado también por las razones, por lo que significa. Se cumple la Escritura, tu plan de salvación, que me incluye a mí. Tu Hijo se hace hombre, siervo obediente, lo deja todo y lo hace todo, y sin dejar de ser Dios.
Estas líneas no son solo sobre la encarnación, no son solo enseñanzas teológicas. Es una verdad práctica que quiero sentir muy real hoy.
Padre, por medio de tu Hijo, me eres real, cercano, y estás a mi favor.
No solo miras desde arriba, desde tu gloria, para hacer tu obra, sino que bajas, me hablas, me tomas de la mano, me sostienes, me ayudas, no consideras mis pecados, pues me ignorarías o despreciarías, sino que eres paciente, misericordioso, provees de todo lo que necesito para vencer la tentación… y me esperas al final de la lucha. Eres Emanuel, Dios conmigo.