2 SAMUEL 7 22Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

Me es difícil resumir y escoger en este diálogo que hubo entre tu siervo Daniel y tú, Señor, a través del profeta Natán (7:1-29).

Tú no necesitas templos para morar, ni gente que tenga que decir lo grande y extraordinario que eres, lo muestras tú solo con quien quieres, cuando quieres y cómo quieres. Ni el mundo entero con toda su larga historia es suficiente para mostrar tan solo una pequeña porción de tu gloria, ni nosotros en toda nuestra capacidad de ver y entender para descubrirla.

Pero has querido engrandecerte obrando en tu pueblo, en cada uno de los tuyos. Como dice David, nos escoges cuando aún no éramos nada y nos llamas, por si eso fuera poco, nos hablas y te revelas a nosotros y te muestras a nosotros y haces tu gran obra en los tuyos, en tu pueblo. No hay Dios como tú. Por mucha imaginación que han puesto los hombres en sus ideas y dibujos sobre sus dioses nunca han podido ni podrán igualarte.

¡Cuánta esperanza me trae el leer la historia de tus obras en tu pueblo! Cuando me siento débil y la obra demasiado grande, o cuando me siento fuerte y me seduce la vanidad, me muestra la realidad de lo que soy, de donde estoy y de lo que hago. Solo soy un instrumento en tus manos para tu gloria, pero no se puede se mejor cosa. ¡Gracias!

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