Y Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehová todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada.
¡Qué gran bendición fue para Joás tener cerca de él a gente como Josaba (11:2) y Joiada! Lo protegió de la malvada Atalía por seis años en la casa de Dios (11.3), hizo pacto con los principales de Judá (11:4) para poder coronarle (11:12), pactó entre Dios y Joás y el pueblo (11:17), le busca esposas (2 Cron 24:3), se opone a los baales fuertemente (11:18) y promueve ofrendas para reparar el templo (12:7,9). Y todo eso aun siendo ya hombre de edad (2 Cron 24:15). Con razón lo sepultaron como a un rey, lleno de honores, por el bien que hizo a Israel, a Dios (su causa) y el templo.
Necesitamos hombres así hoy Señor, Joiadas que lo arriesguen todo por los tuyos y tu causa.
Y a la misma vez pienso en el rey Joás. ¡Qué fácil es olvidar los beneficios recibidos (2 Cron 24:22) y dejarse llevar por ideas menos espirituales o más paganas! (2 Cron 24:17-18), incluso para matar a su propio hijo profeta (2 Cron 24:20-22).
La fe, la relación con Dios no se puede transmitir, no se puede imitar. O es genuina o no es fe.
Aun así, con grandes hombres y mujeres como Joiada, el mal se puede frenar y el bien alentar y por eso te pido, para esta época difícil que me toca vivir, que los traigas y si es posible que lo hagas aquí en medio de nosotros. Te pido más, haz que mi vida sea como la de Joiada, permanente hasta el final, y no como la de Joás, circunstancial y corta.