He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos,

Padre mío. Quiero que en esta mañana me ayudes a encontrar el equilibrio que tenía tu siervo Job al pronunciar estas palabras.

Por una parte confiar en ti a pesar de todo lo que pueda pasarme y aun así defender algunas de mis formas de actuar.

Reconozco, Padre, que algunas veces peco y otras me equivoco, pero a pesar de mi falibilidad e inseguridad también obro pensando que estoy en lo correcto, y por eso no entiendo por qué aun buscando lo que era correcto, según tu palabra y de la manera que a ti te agradaba, las cosas no terminaran como yo esperaba. Consejos como padre, amigo o pastor que no fueron aceptados o entendidos, proyectos con buen deseo que no funcionaron, decisiones para mi vida que fueron un error, etc... Sigo preguntando por qué y esperando una respuesta misericordiosa de tu parte.

Pero a la vez quiero conformarme, reposar en tu sabiduría, confiar más y más en ti, para que sea lo que sea lo que hoy ocurra, o mañana o a lo largo de mi vida, ya sea que me quites lo que más quiero o mi propia vida, tenga por seguro que tú sabes lo que haces y lo haces bien.

Espero con gozo el día que me muestres la razón de todas las cosas.