En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Yahveh, me haces vivir confiado
Al igual que ayer en la mañana te daba gracias por tu sustento en la noche y te pedía que me ayudaras a usar esas renovadas fuerzas, en esta noche, Padre, te pido que me hagas ir a mi cama en paz, en paz de espíritu y de conciencia.
Solo si puedo dormir con esta paz, la paz que solo tú das y no como la del mundo (Jn.14:27), es que podré descansar y despertar renovado.
Mañana me esperan nuevas tareas, que me parecen como montañas, y nuevos retos, que se presentan como abismos. Y para estas cosas ¿quién es suficientemente fuerte? ¡Pero tú, Señor, y solo tú me haces vivir confiado!
Tenerte cerca, visible, incluso al alcance de mi mano, como me parece tenerte algunas noches, cambia las perspectivas de todas las cosas, renueva mis fuerzas y mi voluntad.
Te pido por tanto, una vez más, que me hagas esta noche descansar en paz y así poder despertar confiado en ti, para poder vivir seguro.
Como ahora, quiero que después, en mi cama, pueda meditar en mi corazón estas cosas (v.4), pensar en ti, en tu gracia, en tu Hijo, en el cielo… y que sea de tal forma e intensidad, que al despertar mañana tú sigas siendo mi primer pensamiento.