SALMOS 9 20Pon, oh Yahveh, temor en ellos;  Conozcan las naciones que no son sino hombres.

Te quiero pedir esta mañana, Padre, lo mismo que te pidió David.

Veo a mi alrededor cada vez menos temor hacia ti. Ya no solo el temor santo y reverente que demandas en tu palabra, sino el temor de la conciencia, el de saber lo que es el pecado y saberse pecadores. Saber que su pecado tiene consecuencias.

Pero no es porque el ser humano no tema, sino que lo han cambiado por otros temores superfluos o incluso inventados (supersticiones, pobreza, soledad,enfermedad, ancianidad,…) Estos temores esclavizan cuando el tuyo libera.

Muéstrales que son solo hombres, que nunca podrán ser otra cosa, que por mucho que levanten torres de babel, o construyan naves estelares, no se alzarán de la tierra un palmo. Que por mucho que se adornen de su arte o se llenen de su ciencia, no dejarán ser criaturas, ante ti que eres el Creador.

Pero si es necesario que alcancen esta humildad, temor a ti y conciencia de lo que son ante ti, ayúdame a mí a mostrarles esta realidad.

No soy mejor que ellos y en muchas ocasiones tienes que humillar mi persona con tu mano y tu palabra, pero entonces, desde allí puedo ir a ellos y decirles lo que somos y lo mucho que te necesitamos.

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