SALMOS 113 5 6¿Quién como Yahveh nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, Que se humilla a mirar  En el cielo y en la tierra?

Quiero tomar conmigo esta pregunta, que más que pregunta es una afirmación, pues antes de hacérmela, ya me he respondido.

Todo tú eres sorprendente y buenas todas tus obras. Solo en ti se pueden unir tu soberanía total y tu misericordia, Dios del cielo, del universo y Dios de la tierra, cercano.

Solo tú eres el centro del universo, las naciones son como gotas de agua en la palma de tu mano. Nada hay que se escape de tu voluntad (115:3) y aun así te dignas, te humillas a mirar a tus criaturas, muestras interés en nosotros y ejerces tu cuidado sobre nosotros.

No es falsa humildad reconocer que soy un insignificante punto de tu creación y que además lo que puedes ver en mí en este día es indigno para tus ojos e inapropiado ante tu santa mirada, y aun así no puedo evitar sentir un inmenso gozo al saber que soy objeto de tu mirada, que te has fijado en mí y que entonces, porque no puedes dejar de ser compasivo, me levantarás del polvo y me alzarás del muladar (v.7).

Quiero mirar al cielo en este día e intentar verte y ver cómo me miras.

Señor, no me pierdas de vista.

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