Estimada es a los ojos de Yahveh La muerte de sus santos.
No me he despertado en esta mañana con la preocupación sobre la vida y la muerte, ni con los asuntos que tengan que ver con el seguro final de mis días. ¡Hay tantos asuntos que tengo a medias, tantas decisiones que tomar! Pero estas líneas de tu palabra me hacen volver mis pensamientos a la muerte, pero no para tomar decisiones, que también tendré que hacerlo, sino para darme paz.
¿Significa estimada, que tú deseas la muerte de los tuyos? Si es así implica que mi marcha de este mundo es una llamada de tu parte a tu presencia, no es una pérdida sino una ganancia, estimas mi muerte porque me estimas, deseas y me llamas a mí.
¿Podría ser que valoras la muerte de los tuyos aun más preciosa cuando partimos de esta vida con honra, con buen testimonio? No solo es que tengo que honrarte en vida, sino también con mi muerte.
Señor, ayúdame en mi trabajo y testimonio hoy, mañana y todos los días, y especialmente el último día. Que te pueda agradar desde que abro los ojos, como en esta mañana, hasta que los cierre y los cierre por última vez.