Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
Según entiendo estas palabras tuyas, el hombre de verdad, no aparente, sin engaño, a tus ojos, es el hombre bondadoso. Sin despreciar otras cualidades que deben adornar al hombre, la bondad, el hacer bien a otros, debe ser prioritaria.
Y qué fácil es engañarse uno mismo pensando que la bondad es lo que uno quiere ver bueno, o que encaje en unas cualidades personales.
El bien y lo bueno es lo que tú dictas que lo sea, es lo que se acomoda a tu carácter y lo que a ti te da la gloria. Pero claro, tu estándar es demasiado alto, imposible para mí que soy hombre caído y sujeto a flaquezas y tentaciones. ¿Quién podrá ser hombre de verdad según tus ojos, hombre bondadoso según tu palabra? Me miro según tu ley constantemente y ella me dice y acusa de fracaso, error, pecado.
Señor, quiero pedirte en este día que no me dejes bajar el nivel de tus demandas, que no las acomode a mis debilidades, que no me invente excusas que rebajen mis faltas. Lo que tú me pides y esperas de mí es justo, santo y adecuado, y si no lo alcanzo es mi culpa.
Pero Señor ayúdame también a esforzarme más y cuando ya no pueda, sostenme tú con tu gracia y complementa lo que me falta.