Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
Quiero darte gracias Señor por todos los regalos que me has hecho hasta el día de hoy, gracias por toda la gente afable y positiva que has puesto en mi vida, y gracias especialmente por la mujer que has puesto a mi lado y me ha acompañado estos años.
Tú sabías la vanidad que iba a acompañar mi vida, de la vanidad de mi corazón y mis hechos, y fue seguramente por eso que me has regalado esta esposa, ella es el complemento que me hacía falta.
Gracias también porque me ayudas a amarla, a apreciarla como persona y tratarla como mujer. Mi amor es imperfecto y no la amo como merece, y por eso necesito constantemente de tu ayuda.
Gracias que con ella puedo gozar de la vida aún más, a pesar de lo difícil que ya es en sí misma; con ella los momentos amargos lo son menos y los momentos dulces lo son más, el tiempo duro pasa más fácil y el trabajo entre los dos es más suave (4:9-12).
Si en algo tengo que afanarme en este día es en ella ¿verdad? Juntos, ella y yo, alcanzaremos más gozo, venceremos más a la tentación, tendremos más frutos en el trabajo. Para que esto sea así, es necesario que tú seas la tercera parte (4:12).