Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos.
Hay un refrán que dice “Los hechos hablan por sí solos”. No es parte de tu palabra, pero sí quizá el sentido común y este sentido es fruto de tu gracia común ¿Verdad? En fin, Señor, que el uno me ha recordado al otro y me parece que concuerdan.
Hay días que me parece que tengo que estar justificando, o defendiendo o aclarando mis actos y mis palabras, ya sea porque me lo demandan otros o que a mí, inseguro como soy, me lo parece.
¿Es acertada mi interpretación de tal pasaje de la Escritura? ¿Lo expuse con toda sinceridad y buena intención? ¿Lo he aplicado en mí mismo y los demás pueden ver que es así? ¿Hago con la palabra expuesta que se lamenten cuando se tienen que lamentar y se gocen cuando se tienen que gozar?
Pablo no tenía necesidad de defender su apostolado sino mostrar el fruto (1 Cor.9:2) (2 Cor.3:2).
Tú sabes, Señor, que no busco halagos de las personas, sino tu aceptación, pero a veces estoy confuso y temeroso. ¿Es éste el camino, es esta la forma? ¿Cuál es el fruto, debería esperar más y mejor resultado? ¿Qué tengo que mejorar, cambiar o añadir?
Señor dame hijos espirituales, dame fruto.