LUCAS 9 56Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

Señor Jesús, me parecen maravillosas estas palabras que dijiste y esta actitud que tomaste, aunque en algún momento yo no las entendiera del todo, como tantas otras cosas, y vayan en contra de mi naturaleza.

Me mandas, en tu misericordia, a que proclame el mensaje más extraordinario: perdón de pecados solo por la fe en Jesús. Pero la gente es incrédula y arrogante y lo rechaza una y otra vez.

Mi actitud en un principio era el de la frustración y la ira. ¡Cómo recuerdo aquellos días en los que quería golpear a mis amigos incrédulos con mi Biblia! Pero luego tú me has enseñado otra actitud, aunque me costó aprenderla.

Yo no puedo hacer crecer la planta, solo sembrarla y regarla, y poder hacer esto ya es un privilegio. El evangelio lo oirán aquellos que puedan oírlo, y eso también es obra tuya.

Tú no viniste para quitar vida, sino para darla y por tanto, tu evangelio tiene las mismas características, y yo como mensajero debo tenerlas también.

Pobre gente, pobres pecadores, que no pueden ver en ti, y en mí como tu mensajero, la esperanza y vida, la salvación que se les ofrece. ¡Ten de ellos misericordia, y también de mí! Dame paciencia y celo, quítame la ira y frustración, para poder seguir adelante.

0
0
0
s2sdefault
Back to Top
Las cookies facilitan la prestación de nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, usted acepta que utilizamos cookies.
Política de privacidad De acuerdo Rechazar