LUCAS 17 3Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.

Señor, ayúdame a recordar y tener en cuenta siempre este mandato en todas mis relaciones con mis hermanos en la fe, pues reconozco que expresa verdades que son como dardos en mi alma por lo directos y crudos que resultan.

No podemos, no puedo escapar del pecado, siempre está presente, ya sea cometido por mí o por otros contra mí. Y puedo correr el peligro de ser más duro con el del otro que con el mío propio. ¡Es tan fácil herir con palabras, incluso con gestos!

Pero, no puedo ser indiferente al pecado, no puedo ignorar el mal que pueden causar a una persona en particular y a todo el grupo en general, especialmente algunos pueden ser mortales o gangrenosos para todo el cuerpo. Se debe reprender con firmeza, pero con amor (1 Ped.4:8), llamar la atención de la seriedad y gravedad para llevar al arrepentimiento, no para destruirle, sino para ganarle. Ayúdame, Señor a entender la reprensión como algo bueno, como un beneficio.

El arrepentimiento debe llevar al perdón, pero ¿por qué parece más difícil perdonar que pedir perdón?

Pero, sobre todo en esta mañana, ayúdame a recordar estas palabras tuyas mirando por mí mismo, no sea que yo caiga.

0
0
0
s2sdefault
Back to Top
Las cookies facilitan la prestación de nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, usted acepta que utilizamos cookies.
Política de privacidad De acuerdo Rechazar