JEREMIAS 14 21Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso trono; acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros.

Aun cuando le dijiste a tu siervo Jeremías que no intercediera por el pueblo (v.11) (7:16; 11:14), parece que él no hizo caso. ¿Fue esto desobediencia?

El pecado les acusa, les hace culpables delante de tus ojos. Tú eres justo y has decretado que todo pecador debe ser castigado. Por tanto, estás obligado a cumplir tu palabra y actuar. No puedes dejar de ser Dios.

¿Cómo podría Jeremías, cómo podría yo, decir que no seas justo, que no cumplas tu palabra, que no castigues al culpable, que no reciba lo que merece su impiedad?

Pero sí puedo pedirte que seas misericordioso, que no obres ignorando tu santidad, sino por amor a tu nombre (v.7), que a pesar de la iniquidad, rebelión y pecado detengas tu mano. No por amor a ellos, pues son culpables, sino por amor a tu nombre, por el honor y gloria de tu reino, por el pacto de gracia hecho con tu pueblo.
Yo sé ahora que puedo pedirte esto, porque conozco que tu gracia hacia el pecador no va contra tu justicia, ya que tu ira se aplacó sobre tu Hijo, nuestro salvador y sustituto.

Señor, no me pidas que me calle, no puedo hacerlo. Tengo que suplicarte a ti y anunciárselo a ellos.

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