Bendito el varón que confía en Yahveh, y cuya confianza es Yahveh. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Quiero unir y tomar conmigo en esta mañana estos dos versículos, aun cuando la verdad, Señor, es que todo el pasaje en sí es esclarecedor y retador para mi alma. Me está siendo difícil escoger solo unos versículos para llevar y meditar en todo este libro de tu siervo, que es el tuyo.
El ser humano no puede confiar ni aun en su propio corazón, pues aun siendo la fuente de sentimientos y deseos, también es engañoso y perverso. Me lleva por caminos equivocados, no razonados ni calculados, me hace ver lo que no es real, me crea apetito por cosas prohibidas y dañinas ¡Cuánto mal trae mi corazón por si solo! (Mt. 15:18-19).
Feliz el día que fui transformado por tu gracia y pasé a descansar en ti. Pasé de estar inseguro, deambulando de un pensamiento a otro, como hoja que lleva el viento o las aguas, a tener raíces profundas que me hacen estar seguro y no temer al calor ni a la sequía (v.8). Tú eres mi confianza, dónde plantarme y crecer mejor que en ti.
Te pido, Señor, que al igual que has tenido esta gracia conmigo, la tengas también con otros a mi alrededor. No dejes que sean guiados solo por su corazón, pon en ellos el fundamento de tu presencia