¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Yahveh, y no Dios desde muy lejos?
Aun hoy somos más en el mundo los que creemos que hay Dios, que los que no creen o lo dudan, pero la idea que tenemos de ti, Padre, es muy diferente. Desde aquellos que piensan que eres algo lejano, impersonal y sin influencia en el cada día, a los que creen que estás formado por un número de pequeños dioses al estilo y defectos como los nuestros. La imaginación puede llevar a ideas disparatadas.
Pero tú, Señor de Israel, Dios de la Escritura, Padre de mi salvador Jesucristo eres diferente a todo eso.
Eres Dios lejano porque estás más allá de toda la creación, eres la causa de ella. Observas y dominas, tienes el control de todo lo visible e invisible, pero tú no eres controlado por nada. Eres absoluto en poder, conocimiento y voluntad, y por eso eres incomprensible e inalcanzable.
Pero a la misma vez eres Dios cercano. Estás muy cerca de cada uno, te haces comprensible y accesible para aquellos que te buscan. Te revelas por tu palabra y te dejas ver en tu obra y en tu Hijo.
Eres Dios de lejos, por lo que tienes, un plan universal y eterno; y eres Dios de cerca, por lo que obras en mi vida y persona en el cada día. Gracias por ser quien eres.