Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.

Si esto era así con tu pueblo, que tantos privilegios tenía y tanto conocimiento alcanzó ¿Qué decir de esta sociedad mía que me rodea?

Tú tenías a Ezequiel y se puede decir lo mismo de Jeremías (Jer.7:26), que también buscó sin hallar (Jer.5:1), de Moisés (Sal.106:23), y de otros. Hombres que no solo proclamaron tu palabra y que intercedieron por ellos ante ti. Pero aun así buscaste mostrándonos que esperabas más, pero no se hallaron.

Sé que tu pueblo está seguro porque tiene al mejor abogado intercesor, tu Hijo (Hb.7:25) o el Espíritu (Rom.8:26), pero ¿Qué pasa con los demás? ¿Qué pasará con toda la gente que me rodea, con la que me cruzo cada día y no saben ni entienden? ¿Qué se puede hacer para frenar tu justa ira sobre ellos? ¿Cómo se puede levantar un muro para que tu furor no les alcance?

Tu Hijo nos enseñó que te debíamos pedir por más obreros (Mt.9:37ss) y yo te lo pido ahora Señor, trae más hombres y mujeres para que proclamen tu palabra e intercedan ante ti.

Te pido también que hagas de tu iglesia aquí un vallado, una defensa que proclame e interceda.

Te pido también que hagas lo mismo conmigo.