DANIEL 2 30Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.

Una vez más quedo asombrado de la manera en que procedes con nosotros, tus criaturas.

Aparte de lo que la naturaleza y el sentido común nos muestra de ti, hay otras cosas, infinitas porque tú eres infinito, que no las podríamos saber o entender, si tú no nos las revelaras, y no tendrías por qué hacerlo, pero lo haces.

Luego, llegas a Nabucodonosor y le hablas en sus sueños, a un pagano que no creía en ti, le haces siervo e instrumento sin él saberlo o entenderlo.

Pero, le hablas sin que él pueda comprender tu lenguaje. ¡Cuántas veces el ser humano ha oído tu voz sin tener mente o corazón para entender!

Pero, luego llega Daniel y a él sí le revelas el significado de tu mensaje, del sueño del otro, para que sepan que eres tú el que le hablaste (v.28), pero que solo tú puedes mostrar el significado, que son tus siervos como Daniel quienes pueden dar la interpretación, no porque fueran más sabios, sino porque así tú lo decides y lo haces así para que ellos entiendan a sus propios corazones.

Señor, ¿no podría ser esto una imagen de la Escritura? ¿Revelas al mundo lo que no podrían saber de otra forma, pero no entienden si no se les muestra por la predicación, para que sepan las necesidades de su corazón?
Señor, haz de mí un Daniel.

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