DANIEL 4 16Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.

El testimonio de Nabucodonosor sobre esta parte de su vida es tremendamente aleccionador, de cómo obras tú, Padre, y como responde el ser humano.

Le mostraste lo que podrías llegar a hacer (v.5s), el castigo que traerías sobre él si no había un cambio en su vida (v.27), incluso le diste intérprete para que no le quedara duda (v.19s).

Pero aun así no hubo cambio en su actitud y el mal llegó sobre él. “No hay más ciego que el que no quiere ver”.

Tú, Padre, puedes cambiar el corazón en su estado natural para mal o para bien. En este caso le diste un corazón de bestia, hasta que estuvo listo para ver y entender (v.34), fuera aquel cambio una verdadera conversión o no.

Padre ¿puedo pensar así en esta mañana? Me parece que mi generación está cada vez degenerándose más, su corazón se parece cada vez más al de una bestia, no es capaz de discernir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo importante de lo inútil, pero a la vez es capaz de matar por cosas insignificantes y pasajeras. Convierten todos tus dones y placeres, en instintos animales ¿Hasta dónde llegaremos?

Déjame creer que esto les lleva a una conversión, que es tu plan para un avivamiento del alma, para que vean que tus caminos son justos y te den la gloria.

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