DANIEL 12 2Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.

Mirando hacia atrás en esta hora, me doy cuenta de que no me has hecho experimentar la cercanía de la muerte para mí mismo, pero sí me has hecho verla en otros. Fue en esos momentos concretos cuando me he preguntado seriamente sobre ella y sobre mí.

¿Cómo será, estaré preparado, tendré temor? ¿Es verdad que hay diferencia entre temer a la muerte y temer a la manera de morir? ¿En qué momento empezaré a sentir tu presencia a mi lado?...

Te doy gracias, Padre mío, porque me regalas en estos momentos las palabras que diste a tu siervo Daniel.

La muerte como dormir. Oh Señor, qué placentero resulta para un alma como la mía que tantas veces se siente cansada y solo añora descansar y dormir.

Luego viene el despertarme, porque con la misma fuerza que deseo ir a mi lecho, deseo tras el sueño levantarme. Qué placer más grande me produce el volver al trabajo tuyo cuando mis fuerzas son renovadas.

Muchas veces me enfrento a la noche con el temor de que al día siguiente el problema o la lucha continuará, que nada cambiará. Pero no es así en este dormir final. Despertaré para otra vida, para vida eterna, para recibir la herencia (v.13). Saber que el posible dolor del camino, no es comparable con el gozo que espera al otro lado.

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