JUAN 6 34 35 47 48Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida.

Hoy me hablas de pan, que tú eres mi pan, que contigo ya no tengo hambre, que la confianza en ti es la entrada segura a la vida eterna, la satisfacción plena de mi alma.

Quiero salir ahora a la calle saboreando este pan, disfrutando de esta verdad, gozando de ti. Quiero que a cada paso que dé en cualquier dirección, que aun cuando encuentre dificultades y enemigos que quieran eliminar ese placer, siga disfrutando del sabor de este maná que eres tú, te siga paladeando en mi mente una y otra vez.

Tú solo eres mi fuerza y mi luz, tú solo eres mi alimento. Los otros manjares que me das —mi mujer, mis hijas, mi iglesia—, son complementos o condimentos que realzan tu sabor.

Quiero afrontar el trabajo, encontrarme con gente, tomar decisiones como si fuera el acercar un poco más mi nariz a la copa o llevar la cuchara a mi lengua.

Quiero que hoy todo me hable de ti, Señor, me acerque a ti, me haga gustar más de ti.

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