Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente, ¿Crees esto?
Hay una ley natural: que todo lo que nace muere. No debería de asustarnos por lo común que es, pero lo hace. La muerte está en el horizonte de cada uno.
Hay una ley casi tan natural como esa y es que la muerte no es agradable ni deseable y que hacemos todo lo posible para evitarla, para alejarla de nosotros o al menos no hablar de ella o hacerlo de manera irónica. Tal es el temor a la muerte que algunos incluso prefieren quitarse la vida que enfrentarse a ella.
Pero tu palabra, Padre, dice más. Dice que uno puede estar vivo (físicamente) y a la vez muerto (espiritualmente). Es como pensar que tenemos algo y no tenemos nada, es como quedarse vacío, sin objetivos, sin ánimo. Muerto viviente.
Pero añades, que puesto que tu Hijo es la vida, puedes dar vida al que está muerto, que por medio de la fe, mi vida solo física, pasa a ser vida espiritual, vida del alma, rica, gozosa, en comunión contigo por medio de Él.
Y aún hay más, teniendo esta vida y esta fe sé que ya no habrá muerte eterna, que si bien este cuerpo ha de morir, él, tu Hijo, puesto que es la resurrección lo hará resucitar y que entonces ya no verá más muerte.
Gracias por esta vida física, esta vida espiritual y esta vida eterna.