JUAN 18 37Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

Puedo ver aquí cómo los conceptos de reino y verdad están unidos en Cristo tu Hijo, al igual que otros muchos como luz, verdadero templo, gloria… Cristo los unifica todos en él.

Vino al mundo a ser rey porque él es el Rey. No un rey más, no un reino físico, no como los judíos o Pilato mismo podían imaginar, sino espiritual, de personas que han sido transformadas, renacidas.

No es un reino de personas que buscan o hacen de Jesús un rey, sino el Rey que viene, busca y hace de nosotros un reino, un reino santo (1 Ped.2:9).

Con él, no buscamos establecer nada aquí, pues su reino no es de este mundo, sino que buscamos conquistar terreno, almas para su reinado que es en el cielo.

No peleamos con la fuerza de la espada o de las acciones, pues él no lo hizo (v.36). Si lo hubiera ordenado habrían venido doce legiones de ángeles, más poderosos que nosotros a pelear por él (Mt.26:53).

Nuestra lucha, mi lucha es con la verdad, con la proclamación de la buena noticia de que hay perdón de pecados en Cristo, de que no importa el pasado, pues en él se puede nacer de nuevo y formar parte de su reino eterno. Oír o aceptar este mensaje es como oír su propia voz. Seguir el evangelio es seguir a Cristo.

Padre, hazme más consciente de todo esto, que como súbdito de tu Hijo sepa actuar como tal.

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