Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Es verdad que podría haberse escrito mucho más acerca de ti, Señor. Y no estoy pensando en todo lo que se puede descubrir de ti en el Antiguo Testamento. Lo que dicen de tus apariciones en ocasiones concretas, de cómo te revelan los salmos o te anuncian los profetas. La ley, los sacrificios y ceremonias se dirigían, como señales, hacia ti.
Juan podía haber escrito mucho más sobre profecías cumplidas y características de tu carácter, como se hace en parte en otros evangelios. Hay seguramente muchos más milagros que no se han descrito, así como de tu infancia o vida familiar. ¿Por qué esta selección?
Por dos razones. Primero para que crea, para que tenga la confianza y convicción de que tú eres la persona anunciada por la Escritura, dada por el Padre y confirmada por el Espíritu que podía salvar mi alma de las consecuencias de mis propios pecados.
La segunda razón es que mi fe en ti me haga vivir. La seguridad que tengo en ti ahora es el impulso, la fuerza necesaria para afrontar los retos de cada día, es la forma de sacar más jugo a mi vida. Pero también es vida en esperanza, es el ánimo en esperar lo prometido. Y además es saber que una vida abundante en ti me traerá una vida eterna en tu presencia. ¡Gracias por este libro!