Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Yahveh, Porque me ha hecho bien.

Aun cuando yo experimento algo muy parecido a lo que describe David, no llego a comprender esa aparente contradicción. Es como decir que no me comprendo a mí mismo. Siento cosas diferentes, opuestas incluso, a la misma vez.

En ocasiones me parece que no me escuchas, Padre, te pido una y otra vez por cosas y personas y no oigo ni un sí o un no. Sé que a veces mi pecado o peticiones erróneas te obligan a rechazar lo que pido, o a guardar silencio, pero otras veces me parece que me acerco a ti y te pido de manera correcta.

¿Por qué dejas que nuestros enemigos prosperen? ¿Por qué la ignorancia, el error, la superstición dominan tantos corazones? El desprecio a tu nombre, a la dignidad del ser humano, a la vida del no nacido aumenta cada día, el evangelio es despreciado con burlas. Creo que las cosas podrían ir mejor si tu obraras, pero ni obras ni me respondes con alternativas y yo no sé cómo obrar, ni si estoy haciendo bien en la manera de actuar en tu servicio.

Y aun así me gozo de saber que estoy en tus manos, que es tu gracia y misericordia las que me guían y sostienen.

¡Ayúdame a acabar siempre mi oración alabándote!